Letras de cambio

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En estas elecciones, prácticamente todos los candidatos se presentan como agentes de cambio. Nadie habla de continuismo. Las propuestas implican un cambio en el rumbo, de mayor o menor grado, de la política económica y social. Algunos, incluso, hablan de un cambio total del modelo de desarrollo actual.

Aunque el objetivo que pregonan todos es el mismo –que los ticos vivamos mejor, especialmente los más pobres–, cada uno tiene su manera de matar las pulgas. En buena medida, lo que cada candidato propone está basado en su propia ideología.

El problema es que los conceptos de ideología ya no son tan claros como hace unos años. Según la última encuesta de Unimer, el 25% de los votantes no sabe cómo definir su propia ideología. Tampoco entienden bien cuál es la ideología de los candidatos. Los encuestados que dicen que votarán por Araya, Guevara o Villalta van desde la izquierda hasta la derecha para cada uno. Y eso que el 40% de los encuestados manifiesta que la ideología del candidato o del partido es el criterio que más pesa a la hora de elegir el voto.

Ante tal confusión de ideologías, es importante que cada uno de nosotros entienda mejor cuál es el pensamiento de cada candidato y de su partido. Así se puede tener una mejor idea de qué harían, si llegan a gobernar.

Por ejemplo, Liberación Nacional aboga por volver a las políticas de la socialdemocracia tradicional, seguir con la apertura comercial, pero combinada con la participación directa del Estado en varias actividades económicas, y brindar protección a varios sectores y personas (a través de programas asistenciales).

El Movimiento Libertario considera que el Estado es un mal administrador de recursos, por lo que impulsa un cambio hacia menos Estado y más competencia en lo privado, con menos protección y privilegios para muchos sectores.

La Unidad también aboga por una mayor libertad individual, pero con ciertos límites, y combinada con un Estado solidario.

El PAC se basa mucho en la idea de que, nombrando gente honesta para gobernar, se puede lograr una mayor eficiencia y eficacia en el uso de los recursos que administra el Estado. Al lograr ese objetivo, el Estado puede expandir su nivel de intervención a más ámbitos del quehacer económico.

El Frente Amplio se basa en el pensamiento de que el Estado es mucho mejor administrador de los recursos que las personas, por lo que aboga por una mayor participación de este en todas las actividades económicas. Para ello propone mayores niveles de regulación y de restricciones para las empresas y las personas, incluyendo la prohibición de participación en muchas actividades para los privados.

Ahora bien, si ninguna de las anteriores se amolda a su pensamiento, todavía le quedan ocho opciones más de donde escoger.