Letras de cambio

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Poco a poco van saliendo las ideas del Gobierno para resolver el gran déficit fiscal. Las ideas que esbozó el PAC en campaña eran muy generales, por lo que ahora viene lo más difícil: detallar qué se puede hacer, y actuar.

El ministro Fallas anunció que tomarán medidas de control de gastos, como congelar plazas vacantes y recortar el gasto superfluo. Un ahorro de unos ¢50.000 millones. Eso suena muy bien. Pero, comparado con el tamaño del hueco que hay en las finanzas públicas, es insuficiente.

El déficit fiscal será, aproximadamente, de ¢1,5 billones este año. Para darles estabilidad a las finanzas públicas, el Gobierno debería aspirar a que los ingresos por impuestos cubran al menos los gastos corrientes, sin incluir intereses. Eso significa que faltarían menos gastos, o más ingresos, por ¢700.000 millones adicionales.

El ministro anuncia la adopción de mejoras en la recaudación de los impuestos existentes. Atacar la evasión, el contrabando y la informalidad es fundamental. Los que sí pagan impuestos, hoy se sienten perjudicados, al ver que otros que deberían pagar no lo hacen.

Entre las medidas anunciadas está la controversial decisión de permitir que la Procuraduría concilie, bajo criterios técnicos, con los presuntos evasores de defraudación fiscal. Esto es una cuestión práctica. Muchas veces es mejor cobrar algo hoy que esperar a que salga el resultado incierto de un juicio. Lo que no se puede permitir, eso sí, es que los evasores salgan libres sin pagar.

Hacer cruces de información para atrapar evasores es otro punto que menciona el ministro. Hay quienes gastan mucho en su tarjeta, pero no reportan ingresos equivalentes en su declaración de renta. Algo raro hay. Existen, además, empresas que declaran ingresos mucho menores a lo que han importado.

Según un informe de la Contraloría, la evasión fiscal puede ser de, aproximadamente, ¢1,5 billones, el tamaño del déficit total. Sin embargo, es imposible pensar que eso se llevará a cero. El Ministerio de Hacienda ha estimado que, con medidas administrativas, sin reforma tributaria, la recaudación podría mejorar en unos ¢185.000 millones. Eso es apenas una octava parte de la evasión total estimada.

De ahí que, con lo que se tiene en concreto hasta ahora, no alcanza para resolver el déficit. Faltan dos aspectos fundamentales. Uno es la discusión sobre cómo se les pondrá fin a los aumentos automáticos en los salarios de los funcionarios públicos. El otro es cómo modernizar y simplificar el sistema tributario, lo cual incluye la eliminación de muchas de las exoneraciones existentes y la unificación de tasas impositivas. Esos son dos temas “gruesos” que habrá que discutir con seriedad, si se quiere resolver el grave problema fiscal que enfrenta el país.