Letras de cambio: De ingreso medio a alto

Ciertos países crecieron por medio de aumentos de productividad, pero ¿cómo lo lograron?

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Para no inventar el agua tibia, es bueno fijarse en lo que otros han hecho con éxito y aprender de ellos. Es precisamente lo que hace Ricardo Monge en su estudio “Productividad y crecimiento económico, experiencias de algunos países de reciente desarrollo”, publicado por la Academia de Centroamérica.

Ricardo analiza, de forma excelente, cómo hicieron Estonia, Finlandia, Irlanda, Nueva Zelanda y la comunidad autónoma del País Vasco en España, para pasar de ser países de ingreso medio, a ser de ingreso alto. La conclusión es que lo hicieron, fundamentalmente, por medio de aumentos de productividad, desarrollando actividades intensivas en conocimiento. Es decir, pasaron de explotar las materias primas usando la fuerza bruta, el pico y la pala, a usar la cabeza y las máquinas para desarrollar productos con mayor valor agregado.

¿Cómo lo lograron la transformación? Primero, cumplieron con una serie de requisitos básicos: estabilidad macroeconómica, apertura comercial, promoción de la competencia, mejora en el recurso humano, fomento del ahorro interno y un marco institucional de políticas de desarrollo productivo.

Luego, se enfocaron en la innovación. Aumentaron la inversión, pública y privada, en investigación y desarrollo. Crearon un ambiente propenso al surgimiento de nuevos emprendimientos, en el que, mediante un proceso dinámico de “destrucción creativa”, las empresas poco productivas fueron sustituidas por nuevas, altamente productivas. Con ello, lograron una asignación de recursos mucho más eficiente. Es decir, una mayor productividad.

Otra característica en común fue la existencia de mercados (de trabajo, de capital y de bienes y servicios) altamente flexibles, abiertos al comercio, con un elevado grado de competencia interna. Los grupos de interés, inclinados a mantener el statu quo, tuvieron poca fuerza en ese ambiente.

Las acciones del gobierno se concentraron en la creación de un clima apropiado para los negocios (seguridad jurídica, trámites sencillos, patentes), así como en el diseño de políticas que eliminaron restricciones que impedían la creación de sinergias entre sectores.

En fin, para avanzar como lo hicieron los países del estudio, Costa Rica debe impulsar, de manera decidida, la creación de un ambiente más innovador, flexible, abierto y proclive al surgimiento de nuevas empresas y emprendimientos. Solo así saldremos del letargo.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.