Las dos prioridades del mundo

Los principales desafíos globales son ampliar la cobertura boscosa y proteger el agua

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Los principales desafíos del mundo son ampliar la cobertura boscosa, porque es una eficiente forma de combatir la absorción de gases contaminantes en la atmósfera, e incrementar la capacidad de producción hídrica, es decir, para sostener los niveles de vida de nuestra especie se requiere mucha agua y mucho bosque.

Cabe preguntarse: ¿Es posible el desarrollo humano y un altísimo crecimiento económico y poblacional en armonía con los ecosistemas? Siendo conscientes de ambos desafíos, resulta indispensable estudiar el caso israelí, para lo cual es menester tener claro que es el país con mayor desarrollo tecnológico y mayores logros.

Pese a que el 60% del territorio es desierto, y el resto árido, desde su fundación, con un crecimiento poblacional multiplicado por diez, el país cuenta con excedentes de agua y bosques en crecimiento, al punto que suministra 53.000 millones de litros anuales a los jordanos y cerca de 67.000 millones de litros en cisternas a los palestinos.

Quien crea que es inconcebible puede consultar el reporte anual sobre recursos hídricos del Estado de Palestina. Por ello, debe reconocerse la autoridad moral de los criterios, acciones y participación de Israel en esa materia, y en la asistencia internacional para la solución de ambos retos.

Días atrás recibí de manos de mi amigo Oren Bar, embajador de Israel en nuestro país, el libro Hágase el agua, solución de Israel para un mundo hambriento de agua, cuyo autor es el abogado Seth Siegel.

En la obra se desarrolla detalladamente el inventario de sus logros nacionales en materia hídrica y forestal, y sus conquistas nos ofrecen una enorme esperanza al resto del mundo.

Crisis de agua

De acuerdo con un reciente informe del Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, el mundo está entrando en una prolongada crisis de abastecimiento para las necesidades vitales de la humanidad.

En momentos en que 600 millones de personas viven sin acceso al agua, la duda no es si habrá conflictos sociales por el uso del agua, sino en qué momento ocurrirán a gran escala.

Tres factores agravan el problema: el cambio climático, generador de evaporación y sequías más acelerados; el incremento de los hábitos de consumo de las clases medias del planeta —que en el año 2000 eran 1.400 millones y la cifra aumentó a 3.500 millones de habitantes en el 2021—; y el incremento de la población que, como es obvio, causa mayor presión en la explotación de los acuíferos.

La presión debida a los dos últimos factores hace que las fuentes hídricas se contaminen más regularmente y, respecto del agua distribuida, que haya más desperdicio.

Israel ha demostrado que es posible sostener el desarrollo humano en armonía con el equilibrio del ecosistema. Aún más, sostener un altísimo crecimiento económico y al mismo tiempo lograr una mejoría del ambiente natural; en eso, ha consistido el prodigio israelí.

Basta con recordar que, desde la independencia hasta 1963, el gasto entre las familias de los asalariados israelíes aumentó un 97% en términos reales, y entre 1955 y 1966, el consumo per cápita aumentó un 221%.

Cuando se estableció el Estado, la población era de apenas 806.000 habitantes, cuyo ingreso per cápita anual equivalía al de los países más pobres del tercer mundo, mientras hoy se ubica en $44.000, pese a que la población supera los 10 millones. Sin embargo, existe mucho más bosque que en 1948 y las fuentes de producción de agua también han aumentado.

Cobertura boscosa

Israel es la única nación en la que existen más bosques de los que había hace un siglo, no obstante los continuos sabotajes para destruirlos, como sucedió en el 2006, cuando 10.000 hectáreas fueron incendiadas por cohetes de Hizbulá.

El milagro israelí se debe fundamentalmente a la planificación de infraestructura e inversión en tecnologías hídricas, y a un vigoroso programa de desarrollo forestal.

La consolidación del bosque produce un círculo virtuoso de abundancia de agua, como todo ingeniero forestal reconocería. Es un proceso inverso al del círculo vicioso que viven países tropicales, como Guatemala, Honduras o Haití, donde la tala indiscriminada ocasiona desertificación de extensas áreas.

A manera de ilustración, la tecnología israelí de riego agrícola es uno de los aspectos que en América, en regiones pobres del norte de México o ricas como en Estados Unidos, que se asientan sobre el acuífero de las altas llanuras —por ejemplo Nebraska y Texas—, saben que deben implementar a corto plazo.

En ocho estados de Estados Unidos los agricultores saben que los días de bombeo ilimitado de las aguas están por terminar. En el mundo, la agricultura utiliza el 70% del agua y apenas el 10% se emplea en usos domésticos para limpieza, cocina o hidratación humana, por lo que, si se utilizan las modernas tecnologías de riego para reducir el consumo en los campos un 15%, habrá más del doble de agua para el aprovechamiento doméstico.

La gran democracia de Oriente Próximo está demostrando que el futuro del adecuado abastecimiento hídrico, de sus programas de desarrollo forestal y la protección de ríos, y por tanto el futuro del desarrollo sostenible, dependen de inversión en tecnología, iniciativa privada y políticas públicas.

fzamora@abogados.or.cr

El autor es abogado constitucionalista.