Impuesto solapado

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Mucho se ha hablado sobre el gran tamaño del déficit fiscal y las consecuencias negativas para la economía. La principal amenaza consiste en la creciente presión que ejerce el endeudamiento público sobre las tasas de interés. Sin embargo, esa supuesta presión al alza no se percibió durante el 2014. La tasa básica pasiva empezó el año en 6,50 y terminó en 7,25. Parece ser poco el aumento, dadas las advertencias de muchos economistas (me incluyo). No se trata de que el problema del déficit desapareciera, pues las cifras que se tienen a noviembre corroboran la proyección de un déficit del Gobierno cercano a los $3.000 millones para el 2014. El más alto de la historia económica de Costa Rica.

En parte, las tasas de interés en colones no aumentaron más porque el Gobierno logró financiar parcialmente su déficit con deuda externa. La colocación de $1.000 millones en bonos ayudó a quitar presión al sistema financiero local. Eso ya estaba previsto.

Lo que no estaba previsto era que el superávit del resto del sector público no financiero (RSPNF) fuera tan alto. Esto es, entre la CCSS, el ICE y Recope, básicamente, tuvieron excedentes superiores a los $700 millones durante el 2014. Estos excedentes se invirtieron en su mayoría en bonos del Gobierno, quitándole presión a las tasas de interés.

Aparte de la Caja, que debe tener un superávit contable para alimentar la provisión para pensiones futuras, las demás instituciones públicas se supone que deben trabajar al costo. El hecho de que esas instituciones tuvieran ganancias en el 2014 se debe a que las tarifas de electricidad y los precios de los combustibles fueron más altos de lo debido. Podría ser porque esas instituciones fueron muy eficientes en el uso de los recursos y redujeron costos, o podría ser porque el sistema de ajustes de tarifas se hace con un rezago.

En todo caso, esos excedentes son un impuesto solapado a los costarricenses, por la vía indirecta de tarifas eléctricas y precios de combustibles, para financiar al Gobierno. “Solapado”, pues no pasó por la Asamblea Legislativa, ni nos dimos cuenta cuando nos lo impusieron.

Si se mantiene el principio de que las tarifas de electricidad y el precio de los combustibles deben reflejar el costo, las utilidades del ICE y de Recope del 2014 deben ser devueltas en el 2015. Por eso, deberíamos esperar rebajas en esos precios este año. Eso significaría un alivio para el bolsillo de los costarricenses, aunque tendría el efecto negativo de una mayor presión sobre las tasas de interés.