Etimologías

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En el DRAE, etimología es “origen de las palabras, razón de su existencia, de su significación y de su forma” y también “especialidad lingüística que estudia el origen de las palabras consideradas en dichos aspectos”. Resumiendo: es el árbol genealógico de los vocablos.

“Se m'escocheró la lavadora”, le oímos decir alguna vez a alguien y, mientras le ayudábamos a localizar un taller de reparaciones, nos preguntábamos por el origen del verbo “descocherar”. Indagamos y la respuesta nos la dio un vecino de La Pitahaya: el término lo habrían inventado unos jóvenes judíos de aquel barrio para referirse a un caballero de la comunidad que, después de enviudar, adquirió hábitos alimentarios que no se consideraban kosher. “El doncito está deskosherado”, afirmaban los muchachos. Y si non e vero...

No es frecuente que un libro sea humorístico y, a la vez, seriamente académico. Del escritor esloveno Slavoj Zizek hay un texto que calzaría bien dentro de esa categoría, pero se debilita un poco al aconsejar ladinamente a las policías secretas que, como los chistes políticos surten un efecto social estabilizador, ellas mismas pongan a circular chascarrillos contra el gobierno de turno y sus autoridades. En verdad, por mucho esfuerzo que hicimos no pudimos imaginar a quiénes les podría encargar la temida y remozada Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) el enriquecimiento del débil acervo “chistológico” antigubernamental costarricense.

No creemos que el humor tenga que generar mares de carcajadas o lagos de sonrisas descomedidas. Los espíritus bienhumorados sonríen sin que se les arruguen las cejas, con la condición, claro está, de que quien les escribe o les relata lo haga con talento. Nos divertimos, casi tanto como focas en un acuario, mientras leíamos el libro Palabradicción, cuyo autor, el letrado español Virgilio Ortega, se adelantó a explicar que ese neologismo significa “adicción a las palabras” y no “dicción de las palabras”. El texto, cuyo tema es la etimología, solo nos exige, para su cabal lectura, una enorme provisión de exclamaciones de sorpresa.

Cada capítulo de este libro comienza con un ¿Qué tiene que ver…? y he aquí unos ejemplos de las descocheradas suites: los plátanos con Platón, una enciclopedia con el Ku-Klux-Klan, un sibarita con un sodomita, las caderas de mi prima con la iglesia catedral, don Quijote con un robot, los políticos con los idiotas, las bragas de mi amiga con mis calzoncillos, etc., todo ello muy entretenido gracias a las etimologías.