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Se han publicado recientemente diversos reportajes sobre problemas sociales que afectan seriamente al país. Su novedad consiste en la magnitud de los temas tratados y en su periodicidad, de donde cabe concluir que, aunque sean males de muy vieja data, el Estado ha descuidado por mucho tiempo su atención y hasta una organización elemental para resolverlos. Si se tiene en cuenta que estos males sociales recaen directamente en el orden de los derechos humanos, la situación del país en este aspecto se torna más preocupante.

Uno de los reportajes enuncia, de entrada, un problema frontal: para tener acceso a un psiquiatra en la CCSS, un asegurado debe esperar hasta cuatro meses para lograr una cita, o bien desembolsar unos ¢100.000 al mes por la atención de un médico y un fármaco en un hospital privado. Las largas esperas, expresa este reportaje, son la norma en la CCSS, en razón del escaso recurso humano en el área de la salud mental y en otros servicios, no por culpa de la actual administración, sino por un descuido histórico que, sin duda alguna, afectará los servicios de salud por mucho tiempo. He aquí, entre otros, uno de los grandes desafíos del país: un psiquiatra por cada 51.500 asegurados. En cuanto a psicólogos, Costa Rica dispone de 6.756 profesionales colegiados, pero solo 53 trabajan en la CCSS.

Por otra parte, la falta de un estudio epidemiológico impide saber cuántos especialistas necesita el país y cuántos enfermos se tienen registrados. Una cita en estas condiciones no dura más de 15 minutos y los enfermos no saben cómo se llega a los centros de control. Estos datos explican por qué, del gasto total en salud, la CCSS solo destina un 3% a la salud mental, esto es, a una porción mínima de los enfermos, siendo que, como explican los especialistas, la salud mental debería abarcar cinco áreas: prevención, promoción de la salud, tratamiento, reinserción social y disminución del estigma hacia este tipo de enfermos.

Las carencias en este campo no tienen límites. Sea suficiente apuntar que los servicios del primer nivel no son efectivos, y conseguir una cita en psicología o psiquiatría puede exigir una espera de meses. Un paciente pasa al tercer nivel de salud, tal como se refirió en este reportaje, solo si se trata de un caso complejo. De aquí la necesidad, como lo han expresado las autoridades de salud, de capacitar a los médicos generales para que puedan guiarse por guías clínicas de diagnóstico, tal como lo sugirió la Organización Mundial de la Salud desde el 2012. El propósito es capacitar a 450 funcionarios, de aquí al 2014, un dato que, entre otros, pone de manifiesto cuán amplio es el atraso que el país está sufriendo en materia tan principal para nuestro pueblo.