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A veces los economistas nos perdemos en alambicadas elucubraciones estadísticas y matemáticas al fijar la mira en temas que percibe mejor, a simple vista, la gente normal. Hoy quiero hablar sin tecnicismos, disparar a bulto, dejar de ser anormal.

Costa Rica es un país muy caro. Aquí casi todo cuesta más que allá. ¿Dónde es allá? Bueno, en muchas partes, incluyendo EE. UU. Varias anécdotas en las redes sociales, sin citar estadísticas comparativas, ilustran que casi todo resulta más costoso en este país, bendecido por inagotables fuentes de felicidad. Pero la felicidad parece ser consuelo de tontos al tratar de estirar el sueldo o pensión, sobre todo de la clase media.

Por razones de mi trabajo como consultor del FMI me tocó vivir en EE. UU. y viajar a muchas partes para comparar. Más recientemente, con la crisis económica y apreciación de la moneda, siento que la situación se ha deteriorado. La renta de una casa es más baja allá que aquí, y el precio de la casa también. Allá, la comida es más barata y pueden darse uno que otro gustillo, el precio de los combustibles resulta mucho más bajo, y la electricidad y el agua también. Lo único más bajo aquí son los salarios.

Lo dicen los pensionados. Vivir de una pensión, aunque sea en dólares, resulta aquí menos atractivo. Las pensiones en dólares se ajustan muy poco, pues la inflación allá es casi nula. Pero, aquí, los costos internos (inflación) suben, en cambio, a una tasa cinco veces superior. Ahora imagínense cómo viven quienes reciben una pensioncita en colones o un sueldo bajo. Los servicios públicos como la luz y el agua han subido mucho, más que el promedio del índice de precios al consumidor; se quejan las amas de casa cuando van al ICE o al súper a pagar los recibos.

Hablando anormalmente, uno de los temas que más me preocupa es el elevado costo de los combustibles y sus efectos adversos en la reactivación y competitividad. ¿Podemos hacer algo al respecto? La respuesta es sí, a pesar de que el valor CIF de los productos importados se determina en el mercado internacional, y no en Costa Rica. Otro tema técnico es la composición del índice de precios al consumidor, que debe revisarse para saber si están todos los que son, y son todos los que están. Finalmente, a la clase media le han subido mucho los impuestos territoriales con la nueva metodología de valoración. Las contribuciones van para arriba como leche en ebullición. Solo que en este caso mucha gente sí va a llorar por la leche derramada.

Si se rebajara el impuesto único a los combustibles, la clase media, estrujada por la voracidad fiscal, podría disfrutar más con su familia y recobrar su felicidad.