El Niño y la generación privada de energía

Los fuertes calores y la poca lluvia de mayo son apenas un preludio de lo que vendrá más adelante

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Los grandes calores y la poca lluvia de mayo son apenas un preludio de lo que vendrá más adelante. Los meteorólogos anuncian que este año el fenómeno de El Niño ocasionará fuertes sequías en el Pacífico y grandes inundaciones en el Atlántico.

La falta o exceso de agua tendrá un efecto muy negativo sobre la producción de alimentos. Los posibles racionamientos de agua y electricidad también afectarán tanto labores productivas como la vida cotidiana de las personas. La afectación sobre la infraestructura de las posibles inundaciones puede ser muy costosa para el país.

En lo que es producción de energía eléctrica, particularmente, el ICE advierte que hay un alto déficit del agua que corre por las cuencas que se explotan para generar electricidad, y que una sequía complicará la recuperación de esos caudales.

Para evitar, o disminuir, los racionamientos eléctricos, habrá que recurrir a la generación térmica, aunque sea cara y muy contaminante. Importar energía de los demás países de la región parece poco viable, ya que ellos enfrentarán condiciones climáticas parecidas a las nuestras.

La generación con plantas privadas puede ser una opción viable para cubrir una parte del faltante. El problema es que se ha “satanizado” la generación privada y se ha utilizado, últimamente, apenas de manera muy timorata.

Las críticas a los contratos firmados en el pasado se referían, sobre todo, a las jugosas ganancias para los dueños de las plantas y a la obligación del ICE de comprar la energía, aunque no la necesitara. Es muy probable que más de un contrato de esos tuviera cláusulas en exceso favorables para los generadores. Pero también hay que entender que como el ICE es el único comprador posible de energía, nadie habría invertido ni un cinco sin una cláusula de garantía de compra.

Ahora eso es historia. Muchos de los contratos ya vencieron, y en varios casos la inversión inicial ya fue amortizada. Debería ser posible en este momento que el ICE y los generadores privados lleguen a un acuerdo para fijar una tarifa razonable para ambas partes: que cubra costos marginales y un poco más, para los generadores, y que sea a un costo para el ICE menor que la generación térmica, y sin estar obligado a comprar siempre, sino solo cuando se requiere. De haberlo hecho antes, estaríamos mejor preparados para enfrentar El Niño.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.