Días feriados

Las conmemoraciones no son, o no deben ser, para estimular el comercio o propiciar el descanso, su fin es mayor

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“Las conmemoraciones tienen entre sus objetivos la renovación de vínculos con el pasado”, escribe la historiadora Patricia Fumero en su libro sobre el bicentenario de la capitalidad de San José. La obra es parte de la celebración promovida por la Alcaldía junto con otros tres libros, uno de ellos la obra del dramaturgo Jorge Arroyo, cuya escenificación es, también, integrante de los festejos.

El llamado de la historiadora a recuperar el valor de las efemérides y congregarse en torno a esas “representaciones colectivas que recrean elementos compartidos a partir de un guion histórico, político y social” invita a reflexionar sobre la decisión de trasladar los feriados al viernes o lunes más próximo.

El 24 de julio disfrutamos el asueto conmemorativo de la Anexión del Partido de Nicoya, pero las “representaciones colectivas” referidas por Fumero quedaron circunscritas a la región integrada a Costa Rica hace 199 años. Allí hubo varios días de festejos que culminaron el 25 de julio, fecha del cabildo donde los pobladores del Partido tomaron la histórica decisión.

En el resto del país, el 24 fue día de descanso y el 25, una fecha cualquiera. Nos perdimos la experiencia compartida, con todo su bagaje de valores, tradiciones e imágenes forjadoras de la nacionalidad. Peor todavía, negamos esa experiencia a las nuevas generaciones, todavía en proceso de fraguar identidad.

En media pandemia, con la industria turística al borde de la quiebra, los diputados del cuatrienio anterior aprobaron el traslado de los feriados, pero es hora de reconsiderar la medida. Las conmemoraciones no son, o no deben ser, para estimular el comercio o propiciar el descanso, sino para revisitar los hechos históricos que explican el presente y nos diferencian, para bien o para mal, de otras naciones.

Algunas fechas son discutibles. La argumentación a favor de celebrar la independencia de Costa Rica el 29 de octubre, cuando la reunión general de ayuntamientos de la provincia declaró la independencia absoluta del reino español, tiene méritos. El 15 de setiembre se había firmado, en Guatemala, el Acta de Independencia de América Central.

La discusión es de interés, pero, a efectos de la construcción de la nacionalidad, basta el acuerdo alcanzado y vigente de celebrar el monumental acontecimiento el 15 de setiembre. En esa fecha, generaciones de costarricenses han festejado juntos el momento fundacional y han renovado vínculos, unos con otros y todos con el pasado.

agonzalez@nacion.com

Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.