De Frente: Yo sí olvido el año viejo

El recuento del año por terminar no es halagüeño, pero el siguiente tampoco da motivo para descorchar el champán esta noche.

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En buena hora se acaba un año que, haciendo las sumas y las restas, ha sido bastante deprimente. No esperen que descorche el champán esta noche: tampoco me hago muchas ilusiones con el 2019.

Empecemos por las elecciones. A pesar de la espeluznante situación fiscal, el alto desempleo, la creciente criminalidad y una percepción generalizada de aumento en la corrupción, una pluralidad del electorado decidió priorizar los asuntos culturales a la hora de decidir el destino del país por los próximos cuatro años. Fue así como la lucha contra la “ideología de género” tomó el asiento delantero en el debate nacional y sirvió para que demagogos que blanden la Biblia llegaran a la segunda ronda y alcanzaran un poder inédito en la Asamblea Legislativa.

Quedará para la historia determinar si el inoportuno timing de la opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos fue una mera coincidencia o no. Lo cierto es que demostró que cuestiones como el matrimonio igualitario o el aborto levantan más pasiones que aquellos referentes a déficits, deuda o empleo, algo que terminó de confirmarse con el polvorín desatado por la carroza de la UACA en el Festival de la Luz. Si por la víspera se saca el día, el 2018 ha sido el preludio de las “guerras culturales”.

El manejo irresponsable de las finanzas estatales de la administración Solís –con todo y un hueco presupuestario de casi ¢1 billón– puso al país contra la pared. En lugar de aprobar una reforma integral, nos contentamos nuevamente con el “peor es nada”: un parche fiscal que a los pocos días de sancionado fue desestimado por Fitch y Moody’s como insuficiente. No será hasta mediados del 2019 cuando sintamos el impacto de los nuevos impuestos, pero ya estamos advertidos de que castigarán el consumo y la inversión.

Obviamente no todo es malo. Los sindicatos sufrieron una fuerte derrota. La Sala envió un mensaje contundente a favor de la cordura fiscal. La nueva ministra de Hacienda transmite confianza. Y en el Congreso han surgido voces valientes que demandan mayor claridad del Ejecutivo en materia de reducción del gasto y la reactivación económica.

Pero no nos engañemos: en un año en el que aumentó la pobreza, subió el desempleo, coqueteamos con la insolvencia y escaló el crimen, hay poco que celebrar. Ojalá aspiremos a mejores cosas en el 2019.

jhidalgo@cato.org