De Frente: El timo del etanol

Como si siete fracasos previos no fueran suficientes, Recope anunció, sin haber hecho público un solo análisis de costo/beneficio, que a partir de mayo mezclará ese biocombustible con la gasolina súper.

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¿A qué se debe el empecinamiento de distintos gobiernos por introducir el etanol al país? Como si siete fracasos previos no fueran suficientes, Recope anunció –sin haber hecho público un solo análisis de costo/beneficio– que a partir de mayo mezclará ese biocombustible con la gasolina súper. Por ahora, lo único que se sabe es que hará una “inversión” de ¢12.600 millones en el proyecto, pero se desconoce dónde comprará el etanol, cuánto costará, cuál será su efecto sobre la flota vehicular y –lo más importante– cómo afectará las tarifas. Peccata minuta dirán.

Múltiples estudios han cuestionado los beneficios ambientales del etanol. Si bien emite menos CO2 al quemarse, el impacto sobre la naturaleza que tienen los cultivos de los cuales se produce –como la caña de azúcar– es significativo. Por ejemplo, The Nature Conservancy ha estimado que convertir tierras para producir biocombustibles liberaría mucho más dióxido de carbono que el consumo de combustibles fósiles que vendría a reemplazar. Un estudio de Stanford University clasificó nueve fuentes de energía con relación al cambio climático y ubicó al etanol celulósico de último por su contaminación del aire, consumo de agua y uso de suelos.

En cuanto a los costos, en nuestro país se ha advertido sobre la “chatarrización” de los vehículos, puesto que el etanol sirve como detergente de los tanques de combustible desprendiendo partículas que luego pueden bloquear los filtros o los inyectores de los autos. Gracias a los altos impuestos de importación sobre los carros nuevos, la mayor parte de la flota vehicular está bien entrada en años y es, por lo tanto, muy vulnerable al etanol.

Recope asegura –sin pruebas– que la mezcla con súper reduciría el costo del litro en ¢5. Sin embargo, Carlos Roldán, coordinador del Programa de Energías Limpias del ITCR, indica que más bien aumentaría en ¢10, ya que Recope tendrá que utilizar una “gasolina reformulada” que es más cara. No solo eso, la factura petrolera aumentaría debido a que el etanol le resta contenido energético al combustible, haciendo que los conductores demanden más. Por si fuera poco, las gasolineras deberán adaptar su infraestructura y, sin duda, les pasarán ese costo a los consumidores.

Con tantos perjuicios evidentes, la pregunta de rigor es por qué la administración Alvarado quiere resucitar el uso del etanol.

jhidalgo@cato.org