Cumbre con oportunidades que debemos aprovechar

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La Cumbre de las Américas, celebrada esta semana en Los Ángeles, Estados Unidos, es una gran oportunidad para que el país anfitrión mejore sus relaciones con el resto del continente y, con ello, fortalecer las alianzas en el hemisferio occidental, en contraposición con los avances de las potencias orientales, China y Rusia.

Biden agrega otros dos ingredientes a la reunión. Por un lado, al no invitar a Nicaragua, Venezuela y Cuba, envía un mensaje contundente a favor de la democracia y el respeto de los derechos humanos. Aunque casi le sale el tiro por la culata. El boicot de varios gobiernos defensores de los antidemocráticos le quitó algo de fuerza a la intención de amarrar la alianza dentro del bloque occidental.

Por otro lado, Biden quiere utilizar la cumbre como instrumento para paliar parte de los efectos de la mala situación económica mundial. El alza en los precios de las materias primas ya se refleja en los bolsillos de los consumidores en todos los países.

Dado que los salarios están estancados, el ingreso disponible real de las personas ha disminuido considerablemente. Esto amenaza la salud económica y la estabilidad social y política en la región. Una estanflación mundial se puede convertir fácilmente en más pobreza, hambre, migración, violencia.

No es casualidad que la cumbre se celebre en Los Ángeles, una de las ciudades de los Estados Unidos con mayor población latina migrante. Tampoco lo es que una de las reuniones haya sido en el puerto de Los Ángeles, entre los mayormente congestionados de contenedores en el último año y de los factores principales que empujan los precios de los bienes hacia arriba.

Fomentar la inversión en los países más cercanos a su casa es una buena estrategia para los Estados Unidos. A través del nearshoring, el peso de los problemas de logística disminuirían y, con ello, se aliviaría parte de la inflación.

Los aumentos de productividad, provenientes de más inversión norteamericana en la región, mejorarían la calidad de vida de los latinoamericanos. Países más estables, económica y políticamente, haría que menos gente quiera migrar al norte.

La estrategia, si se aplica bien, sería una relación de ganancia segura para ambas partes.

Ahí es donde Costa Rica debe aprovechar la oportunidad, para así captar buena parte de esas ganancias.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.