Conozca la herramienta para ayudar a las pymes y generar empleo

Desde el 2018, opera en Costa Rica un modelo empresarial poco aprovechado pero capaz de generar nuevas fuentes de empleo

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En otros artículos, comenté sobre la importancia de la innovación y los encadenamientos productivos para lograr un crecimiento económico más inclusivo y generar nuevas fuentes de empleo. En esta oportunidad, me gustaría explicar la relevancia de una valiosa herramienta que ayuda a alcanzar estas tres metas: me refiero al desarrollo de clústeres.

Usaré la exitosa experiencia del País Vasco en España, documentada en un estudio de la Organización Internacional del Trabajo, para contrastarla con la experiencia reciente de nuestro país en el desarrollo de clústeres. A partir de ahí, presentaré algunas recomendaciones de política que nos ayuden a lograr resultados positivos como los alcanzados en otros países, como Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Corea, Taiwán y Japón.

En primer lugar, definamos qué es un clúster. En términos generales, se puede decir que un clúster es una concentración geográfica de empresas de diferentes tamaños que están enlazadas en una misma cadena de valor. Por ejemplo, en la producción de un bien agroindustrial, como las conservas, sería la concentración de los productores de este bien, los proveedores de insumos, empresas de sectores auxiliares y compañías de distribución, a los cuales se les unen esfuerzos de organizaciones de educación e investigación (universidades y centros tecnológicos) y otras instituciones (gobiernos y asociaciones empresariales) que trabajan de manera conjunta para lograr la mejora continua de la productividad de las empresas miembros del clúster.

La idea central detrás de un clúster es un modelo de cooperación privado-privado, es decir, de empresas que compiten en un mismo sector, pero que están dispuestas a cooperar en beneficio común. A esto se une otro ámbito de cooperación, el público-privado. La mayoría de las empresas que participan son pequeñas y medianas, lideradas por empresas tractoras grandes.

Experiencia del País Vasco

La Comunidad Autónoma del País Vasco en España es una de las primeras regiones de Europa en adoptar un enfoque de clústeres como parte de sus políticas industriales, junto con Cataluña y Escocia. A lo largo de los años, los diversos actores han logrado eliminar o compensar los obstáculos de coordinación entre empresas y otras organizaciones, para garantizar la provisión de los insumos públicos (tales como formación de recursos humanos, infraestructura, investigación, información, etc.) a las empresas miembros de los clústeres, los cuales el mercado no puede proveer adecuadamente.

También apoyan la cooperación y el funcionamiento en red de los miembros de los clústeres, brindan asistencia para la construcción de las asociaciones clústeres (marca, creación de foros, mecanismos de comunicación, concentración visible) y ayudan a solventar debilidades que pudieran existir en algunas partes de las cadenas de valor en las que operan las empresas de los clústeres.

Esta política de desarrollo de clústeres surgió como respuesta para ayudar a las industrias de esta región a resolver los problemas de la nueva competencia que enfrentó al integrarse España a la Unión Europea, así como a las crisis económicas de los años ochenta y noventa. Es decir, se fueron más allá de simplemente estabilizar la economía.

Varias lecciones surgen de la experiencia del País Vasco: 1. La importancia de contar con una visión de país. 2. Definir y desarrollar una estrategia de transformación productiva basada en políticas de desarrollo productivo. 3. Fortalecer la política educativa y de formación vocacional, la política tecnológica y científica, la política de innovación, la política de gestión de calidad y la política macroeconómica.

Además, la coordinación interinstitucional (público-pública) y la evaluación del impacto de los clústeres han sido dos factores decisivos en el éxito del programa de clústeres en esta región.

Una cuestión crucial también es contar con una institución líder de todo el esfuerzo, en este caso la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI). Igualmente, es importante la creación de asociaciones clúster, cuya principal característica es constituirse en el mecanismo que facilita a las autoridades gubernamentales acercarse a las empresas (especialmente a aquellas de menor tamaño) para identificar sus principales problemas de competitividad y diseñar e implementar PDP acordes con estas necesidades.

Cabe destacar que en el País Vasco la participación de las pymes en el gasto de investigación y desarrollo (I+D) es la más alta de Europa, gracias a su enfoque en los clústeres.

Experiencia de Costa Rica

Desde el 2018, opera en Costa Rica un programa de desarrollo de clústeres. Al principio, el programa se desarrolló en el Comex y luego se trasladó al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Más recientemente, mediante un decreto ejecutivo, se le encargó a tres ministerios (MEIC, Comex y MTSS), sin definir claramente cuál es el líder.

A pesar de esto, se crearon varias iniciativas en áreas como agroindustria, logística, ciberseguridad, ciencias de la vida, dispositivos médicos, turismo y TIC. Esto se debe al esfuerzo continuo de un destacado grupo de funcionarios y a la decidida participación de los sectores académico y empresarial y a una organización financiera internacional.

Lo que realmente falta es una participación decidida del Estado, que dirija y apoye este gran proyecto, que defina cuál es el líder, cómo se va a financiar la iniciativa y qué mecanismos se van a utilizar para la coordinación interinstitucional público-pública y público-privada.

Recomendaciones de política

Una política de clústeres requiere contar con una institucionalidad adecuada y recursos para apoyar al conglomerado de acuerdo con sus necesidades, así como para alinear las demás políticas de desarrollo productivo que el país debe diseñar y ejecutar para aumentar las capacidades de innovación y productividad de las empresas miembros de los clústeres. Del contraste de ambas experiencias, surgen las siguientes recomendaciones de política:

Liderazgo: Es vital definir quién liderará este esfuerzo. No es posible seguir transfiriendo el mandato de una institución a otra, o peor aún, a un grupo de instituciones sin un líder claro y con la capacidad institucional y financiera para lograr tal cometido.

Financiamiento: Los clústeres requieren financiamiento tanto para su operación como para los programas que les permitirán incrementar la competitividad y productividad de las empresas miembros. Esto es fácilmente remediable si se reforma la ley del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) y se permite que los clústeres sean beneficiarios de los recursos que el SBD administra. Entiendo que hay una iniciativa en la Asamblea Legislativa en esta dirección.

Coordinación interinstitucional: Sin una instancia que coordine, monitoree y evalúe tanto la política de desarrollo de clústeres como otras vitales para su éxito, como por ejemplo un Consejo Nacional de Productividad y Competitividad, será muy difícil alcanzar resultados como los obtenidos en el País Vasco y otras naciones.

rmonge@academiaca.or.cr

El autor es presidente de la Academia de Centroamérica.