Conclusiones del meneo cambiario

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¿Qué sucedió en el mercado cambiario? ¿Cómo evaluar la intervención del Banco Central? Si estas preguntas se hubiesen respondido con sabiduría se habrían evitado falsas consideraciones.

Lo sucedido fue muy normal: cambiaron las circunstancias externas, subieron las cotizaciones, se alborotó el mercado, se activó el mecanismo de intervención y, luego, todo volvió a la normalidad, pero con cotizaciones más altas.

Ese ritual paulatino y ordenado podrá volver a repetirse, pues emana de la flotación y los dos principios básicos de la política cambiaria en vigor: el tipo de cambio lo fija el mercado conforme a la oferta y demanda, y el Banco Central de Costa Rica (BCCR) puede intervenir para evitar oscilaciones bruscas o ajenas a la tendencia del mercado.

No es cierto, entonces, que el BCCR profesa un credo de estabilidad cambiaria ni su manual exige evitar la flotación, como dice El Financiero; tampoco, que la intervención depende del impacto de devaluar en la inflación ni las finanzas públicas.

Si fuera así, el tipo de cambio no habría subido desde enero ni, tampoco, en las últimas semanas (Monex pasó de ¢538 en enero a ¢546 en junio.) No hay tal “preferencia revelada” por la estabilidad cambiaria sino algo más fundamental: el mercado fue superavitario, luego estable y ahora comienza a mostrar un nuevo sendero al alza explicado por cambios en factores externos y otros.

Las conclusiones derivadas del reciente meneo cambiario son claras: el BCCR no estaba casado con ningún tipo de cambio; este puede –y debe– variar al vaivén de las circunstancias externas; el mercado cambiario es suficientemente flexible para reflejarlo (ventaja); el Central lo consiente por saber que responde a cambios en los fundamentales; no obstante, intervendrá cuando surjan brotes abruptos o especulativos; y, ojo, las personas y empresas deberán interiorizar el riesgo cambiario en sus decisiones. Estamos en otro juego.

¿Qué veo para el futuro? Subsistirá intacto el nuevo régimen cambiario; los principios esenciales de la política cambiaria –mercado, intervención selectiva– tampoco serán menguados (a pesar de la brutal embestida en su contra); el BCCR no contraerá nupcias con ningún valor específico; las cotizaciones podrán variar moderadamente de acuerdo con la oferta y demanda, pero no veo el petróleo subir mucho por lo que no influirá tanto en la depreciación; y el Central defenderá con celo ese equilibrio evolutivo para evitar brotes abruptos o especulativos, sin anular la tendencia. Es otra apuesta que les hago. Y también voy a ganarla.