Buenos días: Omisiones que matan

En lo que va del año, 21 personas que esperaban un trasplante riñón murieron y, como dice el Ministerio de Salud, el problema no es la falta de órganos, sino de la red nacional de trasplantes.

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Esto es periodismo de denuncia: “Enfermos mueren por descalabro de red de trasplantes de órganos”. La noticia, publicada por la periodista Ángela Ávalos, el sábado, en La Nación, provoca pánico. En lo que va del año, 21 personas murieron por falta de un trasplante de riñón.

Tal es el caos que el Ministerio de Salud emitió una orden sanitaria contra la CCSS, en la cual le da un mes (al 28 de noviembre) para resolver la desorganización en la red nacional de trasplantes. La orden dice dónde está la falla: no es en la donación de órganos, sino en la "organización para la procuración, la extracción y el trasplante”.

Cuando aparece un donante cadavérico se convoca de emergencia al equipo médico que se encargará del trasplante. Si uno de ellos no llega, el procedimiento se cancela. El problema radica en que los cambios hechos en la CCSS en el 2017 los desalentó para responder al llamado (ellos le llaman “alerta voluntaria" porque acudir queda a criterio del profesional). Otra muestra de cómo la red ha venido a menos es que, entre agosto y octubre, los hospitales contaban con nueve cadáveres, pero solo se han utilizado en trasplantes un pulmón, cinco hígados y seis riñones.

Lo doloroso es que de un cadáver, según parámetros internacionales, es posible extraer hasta 15 órganos y tejidos distintos (médula ósea, riñón, pulmón, hígado, hueso, piel…). El desperdicio es espeluznante.

El sistema de trasplantes falla que da vergüenza en un país que se precia de valorar la vida: los beneficiados no son los pacientes más graves. De acuerdo con la orden sanitaria, existe una “lista nacional” de los enfermos más necesitados, mas quien recibirá el trasplante será “el receptor del hospital que cuente con equipo voluntario completo para realizar el trasplante”.

Las denuncias hechas por Ávalos al fin tienen efecto. Ella ha dado voz a las víctimas del desperdicio de riñones, en sus reportajes del 15, 18 y 20 de febrero. Informó el 20 de marzo que el gerente de la CCSS iba a rendir un informe “en un mes”, pero el funcionario nunca lo hizo. El 14 de junio y 12 de octubre divulgó la angustia y desconfianza de los enfermos... hasta que, el 31 de octubre, Salud intervino. La denuncia periodística fortalece a la CCSS, institución amada, imprescindible, que no debemos permitir que sea destruida por las omisiones... que matan.

amayorga@nacion.com

Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.