Buenas y malas noticias

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El anuncio de una inversión multimillonaria por parte de la empresa estadounidense Discovery Communications, para la construcción de un parque temático en Liberia, más el anuncio de que la línea aérea holandesa KLM tendrá dos nuevos vuelos directos semanales entre San José y Ámsterdam, son dos muy buenas noticias para el país. Dan pie para ser optimistas sobre el futuro.

Son una señal de que seguimos siendo un país donde los inversionistas encuentran oportunidades para producir acá de manera eficiente y económica, siendo competitivos con el resto del mundo. También es señal de que los turistas encuentran que la relación valor/precio de su experiencia al visitar nuestro país es muy buena. Aunque se diga que somos caros, el valor agregado que encuentran inversionistas y turistas en Costa Rica parece ser superior a lo que encuentran en otros lados.

Lo malo es que luego salen otras noticias, que invitan a ser menos optimistas: la chambonada que resultó ser la licitación de la ruta 257 para ingresar al nuevo puerto en Moín; los sobrecostos en la construcción de plantas hidroeléctricas de parte del ICE y de la CNFL, y en la carretera a San Carlos; la negativa de unos diputados a discutir la reforma a las pensiones de lujo del Poder Judicial, unido a que las del Magisterio ya hace rato el gobierno decidió no tocarlas; y los problemas financieros de Bancrédito, ante los cuales el gobierno decide patear la bola hacia adelante, en lugar de entrarle a una solución estructural.

Las malas decisiones, ineficiencias, corrupciones, privilegios, o como se quiera definir lo que está implícito en todos esos ejemplos, se reflejarán, tarde o temprano, en aumentos de impuestos, tarifas de servicios públicos y tasas de interés, encareciendo aún más el costo de vivir y producir en Costa Rica.

A esto hay que agregar los trámites engorrosos con los que debe lidiar cualquiera que desee producir formalmente en este país. Hasta el mismo gobierno es víctima de ello, al haber tenido que manipular la licitación de la ruta 257, supuestamente para no tener que pasar de nuevo por Setena, y con ello evitar una millonaria multa por incumplimiento con APM Terminals.

Mientras no se resuelvan los problemas estructurales del funcionamiento del Estado costarricense, las ventajas que encuentran los inversionistas y turistas que vengan al país se irán diluyendo, hasta eventualmente desaparecer.