Antídoto contra antivacunas

La decisión sobre la obligatoriedad de la vacuna no debe demorarse hasta el punto de tener los hospitales saturados

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En algunas semanas o meses, cuando en Costa Rica todas las personas dispuestas a vacunarse contra la covid-19 estén cubiertas con por lo menos una dosis, conoceremos la dimensión del grupo que muestra resistencia a vacunarse.

Será un momento crítico, no solo porque entonces sabremos si este segmento tendrá algún peso en la meta de alcanzar la ansiada inmunidad de rebaño, sino también porque podrían originarse grandes discordias.

Al igual que en el resto del mundo, las campañas de desinformación en contra de las vacunas han logrado sembrar duda y temor en algunos sectores de nuestra población.

Personas inescrupulosas aprovechan herramientas de mucha penetración, como las redes sociales, para difundir verdades a medias o mentiras en busca de víctimas abiertas a sus mensajes.

El hecho de que algunas áreas de salud hayan tenido que adelantar la vacunación de poblaciones menores debido a la inasistencia de los grupos convocados podría ser una señal del impacto de tales mensajes.

Incluso, hay regiones del país donde el personal de los Ebáis ha debido iniciar visitas, casa por casa, para tratar de convencer a las personas sobre la necesidad de vacunarse.

Frente a tales indicios, es urgente emprender una ofensiva clara y directa para atacar la incredulidad que pudieron haber sembrado los secuaces de la manipulación.

No obstante, también la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemilogía debería analizar las diversas posibilidades legales de declarar obligatoria la inoculación.

El hecho de que algunos invoquen el derecho a la autodeterminación para rechazar la protección sin duda atenta contra un bien superior, como lo es el derecho de la colectividad a la salud y la vida.

Si no tomamos cartas ahora, y se produce un repunte de casos ocasionado por la variante delta, es posible que muy pronto nos veamos enfrentados a discusiones que ya generan controversia en otras latitudes.

Otras naciones debaten sobre si se debe obligar a todos los trabajadores, públicos y privados, a recibir la inoculación y si se debe exigir a los viajeros tener un pasaporte sanitario.

La discusión sobre cuáles medidas tomar ante la actitud de las personas que no quieren vacunarse está a la vuelta de la esquina. Ojalá no esperemos a tener el agua hasta el cuello para buscar un antídoto.