A escoger entre cambios a la tica o la brava

A Figueres y Chaves les corresponde convencer a los tres millones y medio de votantes de que cada uno de ellos es el más apto para dirigir al país durante los próximos cuatro años

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Pasadas las elecciones, se confirma que tendremos segunda ronda. Ahora debemos analizar y decidir, en los próximos dos meses, a quién escogeremos como futuro presidente de la República.

A José María Figueres y Rodrigo Chaves les corresponde convencer a los tres millones y medio de votantes de que cada uno de ellos es el más apto para dirigir al país durante los próximos cuatro años.

Como entre los dos alcanzan apenas algo menos de un millón de votos (un 26% del padrón electoral), deberán afanarse por persuadir al otro millón de los que votaron por los otros candidatos y al casi millón y medio que se abstuvieron en la primera ronda, de que ellos son la mejor alternativa.

Tendrán que demostrar que cuentan con el mejor plan para gobernar y que poseen capacidad para ejecutarlo.

El plan de Figueres se basa en la modernización de Costa Rica, pero con pequeños cambios en la institucionalidad. Se mantiene más cercano al statu quo.

Apuesta por su experiencia y la de su equipo. Intenta demostrar que, por haber sido presidente y tener gente experimentada en su equipo, conoce mejor los problemas nacionales y cómo solucionarlos. Además, por su gran roce internacional, quiere posicionarse como alguien que podría atraer inversionistas e ideas modernas aplicadas exitosamente en otros países.

El plan de Chaves se fundamenta en una transformación mucho más vigorosa de la institucionalidad. Ataca los monopolios, públicos y privados, y va fuerte contra los grandes evasores y los sectores que tienen privilegios obtenidos por presiones políticas.

Se presenta como el no político, con apenas un breve paso por la función pública como ministro de Hacienda del actual gobierno. Sin embargo, a la vez, quiere convencer a los votantes de que al país le sirve más un profesional como él, con una vasta experiencia en el Banco Mundial, donde se desempeñó como asesor de gobiernos en cómo hacer las reformas que el país necesita.

Creo que la mayoría de los costarricenses queremos un cambio. Claramente, hay un descontento con la situación que nos aqueja — lo muestra la casi desaparición del partido gobernante—.

La gran pregunta es si los votantes se inclinarán por un pequeño viraje, con cambios sutiles o con un fuerte golpe de timón mediante grandes variaciones. ¿A la tica o a la brava?

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.