(Video) Peón bananero y su familia sufrieron covid-19, el incendio de su casa y luego la inundación

Ruddys Oyes, de 41 años, relata la seguidilla de tragedias en un solo mes. Ahora solo quiere volver a trabajar, pero una nueva dificultad apareció

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

“La prueba más dura de mi vida”. Así describe Ruddys Oyes Molina las dificultades y angustias que ha enfrentado en el último mes, cuando se juntaron enfermedad y tragedias en la familia.

Este peón bananero vive con su esposa y tres hijos en Puerto Viejo de Sarapiquí, Heredia. Todos dieron positivo por covid-19 hace unas cuatro semanas, y no habían terminado el período de aislamiento cuando un incendio destruyó su vivienda.

Según dijo el padre, casi todo quedó en cenizas, muy pocas cosas se pudieron rescatar.

Con las complicaciones a rastras, alquilaron una pequeña casa por ¢60.000 al mes, pero las congojas no habían acabado.

El fin de semana la vivienda quedó completamente inundada, debido a las fuertes lluvias que afectaron ese y otros 13 cantones del país.

Según Oyes, la llena los afectó a pesar de que, precisamente, buscaron “una zona alta para evitar crecidas de ríos”.

“Supuestamente acá había menos posibilidades de que se llenara así, pero al final la distancia entre el nivel del agua y el techo no era ni una cuarta”, narró el trabajador de 41 años.

En medio del agua quedaron los pocos electrodomésticos y otros bienes que consiguieron después del incendio, gracias a donaciones de vecinos y del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).

De la nueva emergencia, solo pudo salvar unos muebles que guardó en una iglesia y varios alimentos que tenía en la cocina. Según él, la comunidad de Naranjal, donde vive hace 22 años, quedó devastada.

“En el 2015 hubo una llena que había sido la más grande en ese momento, pero esta que pasó ahorita la superó por mucho. Nunca habíamos vivido algo como esto. A todas las casas se les metió el agua”, lamentó.

‘Tragedia tras tragedia’

Como todos los habitantes de Naranjal, la familia fue trasladada a un albergue, incluida su esposa Eberlin y sus hijos de cinco, 14 y 19 años.

Ahora, ahí encaran un nuevo problema, pues se detectó un caso positivo de covid-19 y pusieron a todos los albergados en cuarentena.

“Mi hijo mayor consiguió un trabajo temporal hace poco y ahora por esto del aislamiento no puede salir a trabajar y tal vez se quede sin empleo. Yo que soy peón agrícola tampoco puedo ir a laborar.

“Esto me tiene muy estresado y mi esposa me dice ‘pero cálmese’ y yo le digo que cómo me voy a calmar si es tragedia tras tragedia y nos quedamos sin nada, ya no sé qué hacer”, mencionó Oyes.

Dijo que a pesar de que siempre ha tenido que esforzarse por salir adelante, el nuevo reto que afronta “está difícil de superar”.

Aseguró que cuando empezó la inundación también sintió miedo, porque el agua le llegaba hasta el cuello y su familia no podía salir por cuenta propia del hogar.

“Tuvieron que sacarnos en panga porque si no nos quedábamos ahí encerrados, era como un río en media calle. Yo nunca había sentido temor por algo así, pero esta vez sí lo sentí y mucho”, añadió.

Por ahora, el peón agrícola espera volver a su trabajo, porque dice que es la única manera que tiene para llevar sustento a sus seres queridos y tratar de superar la dura prueba.

Si usted desea ayudar a la familia de Ruddys Oyes Molina puede enviar donaciones por Sinpe Móvil al número 6256 2084, que sale a nombre de Eberlin Yohana Cerdas Valladares.

Colaboró el corresponsal Reiner Montero