Familias en pobreza reciben clases para vivir en un condominio

Contraloría pide que la asesoría continúe tras la entrega de las casas

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Sentados frente a una pizarra, el pasado miércoles por la noche, un grupo de vecinos de Purral de Goicoechea aprendió a hacer un presupuesto, a partir del caso de doña Miriam.

Ella calculó que cada mes tiene ingresos por ¢138.000, mientras que los gastos de alquiler, luz, agua y comida suman ¢130.000, por lo que le quedan libres solo unos ¢8.000.

La lección de la facilitadora Tamara Valencia fue clara: se tenga mucho o poco dinero, siempre debe alcanzar para pagar las necesidades básicas.

Tamara Valencia insta a los futuros vecinos del condominio Ave del Paraíso a que encuentren por sí mismos las mejores formas de resolver las necesidades del proyecto. Foto de Jeffrey Zamora.

En reuniones como esa, coordinadas por la Fundación Promotora de Vivienda (Fuprovi), 20 familias de escasos recursos se preparan para administrar y vivir en un condominio, pues serán los beneficiarios del proyecto Ave del Paraíso, en Purral.

“Tratamos cuestiones básicas de convivencia, que es compleja para cualquier estrato y, obviamente, para familias de escasos recursos”, explicó Paulo Hidalgo, encargado de Fortalecimiento Comunal de Fuprovi.

Cuando se muden, (la construcción terminaría a finales de este año) los vecinos deberán pagar una cuota mensual de mantenimiento y encargarse del cuidado, la limpieza y la seguridad, así como adaptarse a una nueva forma de vida.

Las capacitaciones repasan temas como derechos y deberes de los vecinos, diferencias entre áreas comunes y áreas privadas, solución alternativa de conflictos en el barrio y gestión de los fondos comunales.

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Una de las jefas de familia que recibirán el beneficio es Patricia Porras, quien vivirá con su hijo.

“No importa en cuál avión se viene, sólo que se aterriza en la misma pista: la necesidad de todos es la misma y por eso estamos aquí, gente de diferentes edades y formas de pensar”, explicó Porras.

Hidalgo explicó que la supervisión y consejo para este grupo de hogares continuará hasta ocho meses después de que se les entreguen las llaves de sus viviendas.

También se preparan, desde hace dos años y medio, los futuros beneficiarios del condominio Las Brisas, el cual constará de 13 torres para 156 familias, en La Unión de Cartago.

Dicha inducción corre por cuenta de la Fundación Costa Rica-Canadá.

La entidad, además de impartir charlas, también ayudó a los vecinos- quienes actualmente viven en un precario- a constituir una asociación comunal.

“Es un logro enorme que tengan una estructura administrativa, planes de trabajo, comisiones y un fondo de ¢6 millones”, opinó Humberto Granados, jefe del Área Social de la Fundación.

El aprendizaje sobre convivencia ya se pone en práctica en el proyecto en La Esperanza, en Purral, donde 260 personas viven desde hace un mes.

“Aprendimos sobre unión de vecinos. Nos ponemos de acuerdo, tomamos decisiones y tratamos de ayudarnos”, contó Mariana Marchena, quien vive con sus hijos gemelos, Ezequiel y Santiago, de siete años. Ella contó que se prepararon por cinco años.

Mariana Marchena asegura sentirse tranquila y feliz, ahora que sus hijos gemelos, de siete años, tienen una casa propia y un buen vecindario donde vivir. Foto de Alonso Tenorio.

Necesidad. Para Rosendo Pujol, ministro de Vivienda, la capacitación es necesaria para aumentar las posibilidades de que los beneficiarios le den un buen uso a los edificios que se les entregan.

No obstante, la tendencia al deterioro que muestran muchos proyectos de interés social, tras ser entregados, hacen que se analice replantear la técnica.

“A todas se les da un folleto e instrucciones, estamos viendo si tenemos que mejorarlas o si hay que darles información distinta”, manifestó Pujol.

Pese a las intenciones de mejora, para Granados, la inexistencia de recursos para que las entidades den el acompañamiento dificulta la tarea, pues ahora deben hacerlo con fondos propios.

“Para mí la sostenibilidad de esos proyectos está en juego. No puede ser que el país siga usando tantos recursos sin garantizar la sostenibilidad de esa inversión y nos centremos en la obra física de los proyectos ”, reprochó.

Colaboró Alonso Tenorio.