Aunque el botín grande del “gordito de medio año” ofrecía ¢400 millones, los vendedores de lotería notaron un mercado frío entre los consumidores.
De acuerdo con un sondeo realizado por La Nación a varios chanceros, el precio desempeñó un factor importante en la colocación del producto en la calle.
“Tengo 52 años de vender lotería y le puedo decir que este año las ventas estuvieron muy, muy bajas. Hubo mucha devolución y el alto precio enfrió el mercado”, expresó Ana Corazzari, quien vende en los alrededores del mercado Central, en San José.
La fracción subió su costo de ¢1.500 a ¢2.000. El premio mayor fue para el número 89 con la serie 018.
El jefe de Tesorería de la Junta de Protección Social (JPS), Rodrigo Fernández, señaló que solo hubo una devolución del 15% del producto y por eso consideró que el resultado de las ventas fue aceptable.
“Uno lo piensa para comprar con esos ¢500 de más”, dijo Andrés José Vargas, vecino de Puriscal.
Al cierre de la edición, la Junta de Protección Social reportó que se habían entregado poco más de ¢281 millones en premios.