Sisy Castillo, viceministra de Salud Mental: ‘Sanitos, sanitos, no estamos, a pesar de tener el pura vida’

Desde una de las posiciones más altas en el Ministerio de Salud y como psiquiatra, la encargada de posicionar la salud mental como política de Estado en esta administración, asegura que, históricamente, el país ha fallado en prevenir y atender este tema de manera integral. El resultado de eso –dice– es el subregistro y el desconocimiento sobre el impacto de los males mentales en el país.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Las enfermedades mentales se están convirtiendo en una bola de nieve, sobre todo porque el país está totalmente a ciegas sobre sus repercusiones en la vida de los costarricenses.

¿Cuál es su balance sobre la atención de la salud mental aquí?

Históricamente, para los gobiernos no ha sido importante. De hecho, durante mucho tiempo el área de Salud Mental que había en el Ministerio desapareció, lo mismo que en la Caja, y ahora se está retomando en ambas entidades. Mientras han habido órganos para analizar vacunas y medicamentos, no ha pasado lo mismo en este tema.

¿Tanto es el desinterés?

Usted siempre va a encontrar gente que tiene interés en muchos temas, menos en la salud mental. Pasa con el cáncer, con los problemas de obesidad, los cardiovasculares, los homicidios y la violencia de todo tipo. En cada uno de ellos hay un trastorno mental de fondo que no está siendo atendido.

”Hay muchos determinantes que impactan positiva o negativamente en la salud mental, pero lo cierto es que prácticamente todo influye; desde algo tan sencillo como la basura mal dispuesta, o cosas más graves como el hacinamiento o la pobreza. Todo eso va a impactar en la condición mental de la gente”.

Bajo ese panorama, ¿cuán sanos mentalmente están los costarricenses?

Así como que sanitos, sanitos, no estamos, a pesar de que tenemos esto del ‘pura vida’. Pero tenemos una ventaja sobre el resto de países vecinos: Costa Rica está exenta de la violencia civil de las guerras o las guerrillas. Eso marcó una diferencia con el resto de Centroamérica y define mucho la salud mental de la gente. Lo mismo que el tener un sistema de salud solidario, o los índices en educación: todos esos son factores protectores .

Pero las estadísticas de la Caja muestran que algunos males van en aumento.

Si hay algo que se afecta con los cambios sociales es la salud mental. Una de las preocupaciones de por qué tiene que ser algo preventivo, es para impactar positivamente las habilidades de las personas y evitar los gastos en incapacidades y otros rubros.

”Podría estarse dando un aumento en los trastornos de ansiedad y los depresivos producto de las variaciones sociales del país. Si hay crisis económica y desempleo, vamos a tener personas con más insomnio y ansiedad; se puede incrementar el fumado, la gente puede estar con menor tolerancia a algunas cosas y con una mayor tendencia a deprimirse o a tener frustración. Por eso, son importantes las redes de apoyo en las que se pueda trabajar.

”Todas estás cosas se pueden convertir en una bomba de tiempo si no se hace un alto. Muchas enfermedades se pueden prevenir”.

¿Se subestima la enfermedad mental?

Sí, claro. Hay un subregistro. Incluso, muchas gastritis o lumbalgias se quedan solo en el centro de salud, pero si se va más allá en la enfermedad, vemos que muchos de esos padecimientos tienen un trasfondo mental.

También podría ser un tabú...

Claro, porque para mucha gente esto es un signo de debilidad. Por ejemplo, a una persona le da un infarto y cuenta cómo le sucedió, cómo lo atendieron, cuánto estuvo internado y que sobrevivió. Pero revise si la gente habla de alguna depresión, o que pasa llorando y no sabe por qué, no cuenta que perdió peso, que no se puede concentrar en el trabajo... todos esos son síntomas de depresión en una persona que tiene algún problema.

¿Cree que ha faltado información para que las personas sepan más sobre salud mental y el tipo de males que la pueden descompensar?

Estamos tratando de tener un presupuesto para salud mental, para que la gente reconozca que si ha presentado ciertos síntomas durante un tiempo, sepa que debe consultar. Estamos haciendo el presupuesto agarrándonos del plan de acción de la Política Nacional de Salud Mental.

“Esa Política se la vamos a presentar a los candidatos presidenciales para ‘vender’ la idea y que el tema no quede en el olvido al finalizar este Gobierno”.

P: ¿Qué se ha hecho para sensibilizar a los funcionarios de salud para que entiendan la gravedad del problema?

R: Hace un año, comenzamos las capacitaciones. Se hizo la validación con los expertos de la Organización Panamericana de la Salud para entrenar a médicos generales en el manejo de ocho temas prioritarios en salud mental, que son: autolesión o suicidio, depresión, cuadros psicóticos, epilepsia, trastornos por uso de alcohol, trastornos por uso de drogas, trastornos del desarrollo, trastornos de conducta y demencia.

¿Será eso suficiente para frenar la incidencia de esos males en la población?

Con la implementación de la política más bien debemos esperar un aumento de casos porque se supone que podremos aumentar la detección pues estamos entrenando a los médicos generales para que diagnostiquen ese tipo de enfermedades. Eso no necesariamente significará que las condiciones han empeorado, sino que habremos mejorado la capacidad de diagnóstico.