Voces de la suerte gozan la emoción de cantar el gordo

Nervios de hierro y seriedad son básicos para mover la tómbola y sacar el mayor

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Esta noche, ellos harán gritar a unos, sacarán lágrimas a otros y elevarán la ansiedad en miles de jugadores de lotería que seguirán el sorteo del gordo, con la esperanza de convertirse en millonarios.

Este quinteto es la imagen de la Junta de Protección Social (JPS), que a partir de las 7 p. m. cantará los números y series que llevan ¢18.985 millones en premios.

Llevan la lotería en sus venas y en sus años como cantadores, acumulan anécdotas con jugadores que se acercan en las calles a pedirles la suerte.

“Hay señoras mayores que nos detienen en el mercado y nos piden la suerte con algún número o nos frotan la lotería en la espalda”, comentó entre risas Miguel García, quien tiene siete años de vivir estas emociones.

Ser cantador de lotería es un oficio de valientes. Los nervios quedan guardados en casa y la seriedad es un deber que impera una vez que están frente a las esferas, llenas de bolitas de madera.

“La gente nos pregunta que por qué somos tan serios (risas), pero es que no somos cantantes de bingo, no podemos gritar ‘22, par de patos’. En el sorteo hay seriedad y disciplina”, expresó Víctor Elizondo.

La JPS exige total transparencia; por eso, la regla de oro es evitar a toda costa que la bolita caiga al suelo y seguir al pie de la letra un protocolo de seguridad.

“La credibilidad es fundamental, esta noche somos la imagen de la Junta y no hay oportunidades para chascos”, dijo José Pérez, quien vive cada sorteo como si fuera el primero.

La elección del trío que tendrá en sus manos el número, la serie y el premio mayor de esta noche, aún se desconoce. La selección la hacen los fiscalizadores de la JPS, minutos antes del sorteo.

El peso del gordo. Antes de llegar a la mesa principal, el buen humor es característica en este quinteto, del cual Miguel García es el alma de la fiesta.

Sus compañeros reconocen que una buena dosis de carcajadas es la “mejor medicina” contra la ansiedad, que despertará al toparse con los ojos de los espectadores que estarán hoy en la explanada del Museo de Arte Costarricense, en La Sabana, San José.

“Llueve, tiemble o alguno esté enfermo, nadie puede salir corriendo. Una vez en escena, el show debe continuar y todos tenemos que asumir la responsabilidad”, dijo Jorge Rivera, quien tiene una década de experiencia como cantador.

Estas voces de la suerte también compran lotería, no se aferran al premio, pero tampoco desprecian la oportunidad de estar en la lista de afortunados de esta noche.

“Ni me acuerdo de los números que llevo, si gano me doy cuenta mañana”, dijo Mileidy Jiménez.

En sus años, nunca han conocido a alguno de los ganadores y aseguran entre bromas que “el que pega se queda calladito”.

Lo que sí saben es que cuando la bolita de madera diga “mayor” habrá un corto silencio que se hará eterno, bajará la tensión y regresarán a casa con la satisfacción de una nueva misión cumplida.