Todo comenzó en el 2007, cuando Álvaro Saumet y Lya Battle rescataron a Oso, un perro que necesitaban una operación en un ojito y estaba en muy malas condiciones.
A partir de ese momento, siguieron rescatando uno que otro animal y, a los seis meses, en la casa de la pareja, había 183 perros distribuidos en cada rincón.
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Para darles mejor calidad de vida a los canes, se trasladaron a una finca que luego nombraron Territorio de Zaguates, ubicada en Carrizal de Alajuela.
Allí comenzó la historia de este santuario perruno. Desde el 2007 a la fecha, por esa finca, han pasado más de 21.000 perros. De hecho, a través de Territorio, más de 12.300 peludos han sido adoptados.
Algunos de los perros prácticamente volvieron a la vida tras ser encontrados por ellos en condiciones “absurdamente terribles”.
Es tarea diaria de Territorio encontrar animales atropellados, maltratados, desnutridos, perritas a punto de parir, cachorros abandonados o perros con las patas quebradas o con heridas profundas. Algunos mueren por el estado en que se encuentran; otros, con mucho amor y cuidados, renacen.
Tal es el caso de Limonada, una perrita que llegó en un estado deplorable con sarna, desnutrición y una mirada temerosa. Hoy lo que quedan son cicatrices de ese pasado.
Limonada hoy corre por la finca con más de 2.000 perros, quienes ya están recuperados, esperando ser adoptados y, otros, en recuperación y tratamiento.
Durante los años de pandemia, aumentaron los perros abandonados. En ese tiempo, unos 4.000 canes fueron atendidos en Territorio de Zaguates; se les dio refugio, alimento, atención veterinaria y un hogar.
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Hay de todos tamaños, colores, edades, pero, a pesar de la cantidad de animales, hay una característica común: ningún perro es igual al otro, son únicos.
¿Cómo manejan y mantienen a esa cantidad de animales?
“Es todo una ciencia, la ciencia del caos”, afirmó Battle.
En la finca hay 22 muchachos que trabajan en el cuido de los animales, cada uno anda con una manada de unos 15 o 20 perritos a los cuales cuidan y vigilan diariamente a lo largo de la finca.
Uno de ellos es Evenor Muñoz, quien tiene un año y siete meses de trabajar en Territorio.
“Mi trabajo es cuidar los perros, limpiar sus heces, darles de comer; si hay algún perro enfermo, avisar para que lo lleven a la veterinaria. Yo vivo aquí, me levanto a las 5:30 a. m. y hasta las 5 p. m.”, relató Muñoz.
Es imposible que, entre tanto perro no surjan las peleas, sobre todo mientras comen.
Cada vez que ocurre una pelea entre perros de la misma manada, el humano líder hace un sonido, un tipo de grito, y los canes se separan; pero, si son de manadas diferentes, lo que procede es que cada humano líder del grupo de perros salga corriendo en sentido contrario y allí se separan los perros que pelean.
“Si esto no se hace y se trata de separar el pleito allí mismo, este se hace más grande porque se unen más perros. Si nos llega un perro muy arisco, la única forma de manejarlos es dándole cariño o premios; hay que ganarlos poco a poco”, explicó Muñoz.
Cuando un perro llega a Territorio, es este el que escoge al humano líder de su manada. Los muchachos bañan a los perros en grupos de 50 o 70 por semana.
No todos los más de 2.000 perros son sacados a pasear al mismo tiempo en la finca, pues puede haber un accidente; se sacan a correr en grupos de 700 u 800; el resto se mantiene en un corral.
¿Cuánto cuesta mantener a los perros?
Según comentó Battle, el costo de mantenimiento mensual para la atención de los más de 2.000 perros ronda entre $68.000 a $73.000 en cuidadores, servicios, seguridad, mantenimiento, suministros, proveedores, transportes y mano de obra y atención veterinaria.
Se compran 200 sacos de alimento de 30 kilos, cada ocho días. Se trata de más de $6.000 por semana en solo alimentación.
No significa que el dinero para la manutención de los animales se tenga. Territorio se financia con la venta de alimentos, antipulgas, desparasitantes, y con el aporte económico de miles de personas que hacen donaciones mensuales. A veces alcanza, a veces, no.
“No existe ningún aporte estatal a esta enorme problemática nacional”, dijo Battle.
Todas las semanas se llevan perros para ser atendidos en las clínicas veterinarias; algunos requieren terapias, van una vez a la semana y otros necesitan asistir tres veces a la semana.
A pesar de todo lo que Territorio de Zaguates hace, no es suficiente.
“Lo que nosotros estamos haciendo en Territorio es como poner el dedo sobre una goterita de una represa, es imposible rescatarlos a todos. Nos sentimos muy contentos de dar en adopción a 30 perros, pero en una semana con tres perritas embarazadas que rescatemos, ahí van esos 30 o más, siempre es una batalla que llevamos pérdida”, dijo Battle.
Para ella, es necesario realizar una campaña de castración obligatoria.
“No me parece justo que por la negligencia social, apatía legal y del Gobierno, sigan naciendo perros; ninguno pidió venir, no merece pasar hambres, enfermarse, ser maltratados o terminar los días enfermos”, manifestó.