Un temblor de 4,7 grados fue reportado este sábado 30 de marzo en la zona de León Cortés, en San José. El sismo ocurrió a las 12:34 p. m. y su epicentro se localizó a 11 kilómetros hacia el oeste de San Marcos de Tarrazú, según el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) de la Universidad Nacional.
El Ovsicori atribuyó el movimiento a una subducción de la Placa del Coco por debajo de la microplaca de Panamá. Según su reporte, el sismo tuvo una profundidad de casi 56 kilómetros.
De acuerdo con los primeros reportes a esa entidad, el movimiento ocurrido en Sábado Santo se sintió en Quepos (Puntarenas), las provincias de Heredia, San José y Alajuela. También en los cantones josefinos de Pérez Zeledón, Moravia y Escazú. Del mismo modo en cantones como Atenas, Naranjo, Zarcero y en Guápiles (provincia de Limón).
Creencia popular sin bases
Hace décadas, existe una creencia popular por la cual en Costa Rica suelen temblar en Semana Santa y es un lapso cuando hay más temblores en el año.
El lunes pasado, el propio Observatorio se refirió a este tema con motivo del sismo ocurrido el 2 de abril de 1983 (un Sábado Santo) que produjo el recordado terremoto de Golfito (magnitud 7,3 grados).
Esteban Chaves, sismólogo del Ovsicori, indicó que dicha creencia no se aprecia en los registros sismológicos en los últimos 10 años. Tampoco hay nexo científico alguno ligado a factores como el calor, las lluvias u otros temas climatológicos.
El Ovsicori analizó registros sismológicos entre 2010 y 2019 que demostraron una actividad sísmica al azar.
Según esa revisión, la Semana Santa del 2010 fue sísmicamente superior respecto a los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2016, pero inferior a la de los años 2015, 2017 y 2019.
En toda esa década, añadió el Observatorio, solo cinco temblores ocurridos durante la Semana Santa registraron una magnitud superior a los 4,8: uno en 2010, dos en 2014 y otros dos en 2015.
En sismología, la ciencia que estudia la tectónica de placas, la subducción es un proceso de hundimiento de una placa litosférica bajo el borde de otra placa, formándose los llamados límites convergentes entre placas. La placa subducida, la que se hunde, suele estar formada por corteza oceánica; que es más delgada y densa que una placa continental.
En Costa Rica, la mayor parte de la actividad sísmica es por subducción y la mayoría de las fallas locales existen por la energía que se transfiere desde la zona de subducción. El proceso de subducción es el que más sismos produce en Costa Rica y a nivel mundial; según el Ovsicori.
De hecho, según el Observatorio, los terremotos de subducción representan más del 90% de la energía sísmica liberada en todo el planeta.