Nacional se convirtió en campamento contra el frío

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Acurrucados unos junto a otros y envueltos en cobijas, bufandas y guantes, los asistentes a la vigilia de beatificación del papa Juan Pablo II se las ingeniaron para soportar el frío entre la noche del sábado y la madrugada de ayer.

No hubo rincón de las graderías o de la misma gramilla del Estadio Nacional que quedara vacío o desaprovechado por los devotos para descansar.

Incluso, en el momento preciso en que Juan Pablo II fue declarado beato, muchos ni se enteraron por estar dormidos.

Tal fue el frío, que la Cruz Roja reportó que 120 personas requirieron atención durante las más de 12 horas de vigilia.

La mayoría de los afectados por la baja temperatura eran asmáticos y diabéticos.

Cristian Montero, integrante de ese cuerpo de socorristas, informó de que fue necesario el traslado de siete personas al Hospital San Juan de Dios, cuatro de ellos asmáticos.

Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), durante la vigilia el termómetro descendería hasta los 17 grados Celsius.

Los que menos sufrieron por el frío fueron los jóvenes, pues la gran mayoría aguantó la noche y madrugada en medio de bailes y corridas de “trencitos” a lo largo de todo el estadio.

Con la salida de los primeros rayos del sol, minutos antes de las 6 de la mañana, muchos hicieron maleta para emprender el regreso a casa.

Los primeros en partir de La Sabana fueron los fieles de zonas como Limón y Puntarenas.

Un detalle que marcó toda la vigilia fue el incumplimiento del programa de actividades.

Por ejemplo, a las 5 a. m. se debía hacer la procesión de la imagen de la Virgen de los Ángeles hacia la Nunciatura, acto que comenzó a las 6:30 a. m. y con una escasa participación. Colaboró Rosa Martínez