Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI: ‘nos interesan los canjes de deuda por clima’

Jerarca de la institución financiera de la ONU valora cómo hacer que Costa Rica y otras economías hallen alivio fiscal a cambio de acción climática y cómo acercar inversiones en esa área

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Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Kristalina Georgieva es la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) pero se presenta como una optimista pragmática cuya misión es mejorar la vida de las personas, empoderar a las mujeres y crear economías más verdes y equitativas.

Desde su primer día en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28), la economista búlgara dice que procura convencer a líderes de otros organismos multilaterales y políticos sobre la necesidad de cerrar filas ante la fragmentación actual de la economía mundial y las sucesivas crisis que enfrenta.

El mundo cambió, insiste, y por eso todos deberían cambiar empezando por el FMI; asegura. Por eso invita a estrechar lazos de cooperación al tiempo que recalca ser la primera en exigirles que, si prometen dinero o acciones por el clima, que las honren.

Durante un encuentro con prensa extranjera en Dubái, Georgieva atendió consultas de La Nación y habló de posibilidades de asistencia para Costa Rica y otras economías con alto endeudamiento público como, por ejemplo, alivio fiscal a cambio de acción climática. Este es un resumen de ese intercambio.

– Las iniciativas para descarbonizar economías del petróleo son bienvenidas pero imponen presupuestos imposibles para países en desarrollo ¿Cómo conciliar esto?

– Las economías en desarrollo requieren más ajustes internos para mejorar su financiamiento y profundizar sus mercados de capitales; un área donde el Fondo puede hacer mucho. Sabemos que muchas economías en desarrollo tienen dificultades para atraer a inversores privados debido a normativa complicada y trámites burocráticos excesivos. Resolver eso ayuda a los países a volverse visibles para los inversores.

“Trabajamos en aumentar el financiamiento de estas economías con nuestro Fondo para la resiliencia y la sostenibilidad. Es nuestra contribución más directa, pero también aportamos financiación para el desarrollo y acercando financistas privados a discutir oportunidades en proyectos sostenibles. Así lo hemos hecho en Ruanda, Barbados y Costa Rica.

“Este enfoque práctico nos identifica cuáles son los obstáculos concretos que frenan la atracción de inversión y qué haría falta para eliminarlos”.

– ¿Hay espacio para otro tipo de asistencia?

– Hemos sido firmes y ruidosos pidiendo más dinero del mundo rico. Lo necesitamos y en ello soy como un disco rayado. ¿Dijiste $100.000 millones? ¿Prometes $100.00 millones al año? ¿Dónde están? Por favor, muestren el dinero. En eso estamos.

– ¿Es este su llamado en la COP28?

– Quiero detallar lo que hemos prometido y cómo va su cumplimiento. Todo lo que dijimos en anteriores conferencias ya lo hicimos. Prometimos el Fondo para la Resiliencia y la Sostenibilidad, se hizo. Le fijamos una meta de $40.000 millones, ya vamos por $41.000 millones.

“Dijimos que trabajaríamos con otros y seríamos ejemplo de colaboración, en ello estamos. Lo único que le decimos a todos en esta COP28 es: hagan compromisos pero luego hónrenlos. Nuestro único espacio frente a nuestros compromisos es cumplirlos.

“Debemos concentrarnos en áreas en las que, si no trabajamos juntos, estamos condenados. Es nuestro mayor interés cooperar para abordar el cambio climático y ayudar a países vulnerables con sus deudas”.

Se habla de un nuevo sistema multilateral más eficiente y eficaz para financiamiento climático. ¿Cómo piensa el FMI simplificarle a los países acceso a ese tipo de fondos?

–Esta pregunta es importante. Somos muy interdependientes en el mundo y todos nos necesitamos más. El FMI, el Banco Mundial y otros tenemos la enorme responsabilidad de apoyar a nuestros miembros y contrarrestar las fuerzas de fragmentación que sentimos hoy.

“La fragmentación de la economía mundial es real. Es preocupante que todavía no lleguemos a comprender que, en un mundo con crisis cada vez más frecuentes, la única forma de desarrollar resiliencia es trabajar más juntos”.

– ¿Cómo descarbonizar economías con endeudamientos públicos tan altos como en Costa Rica?

– Es muy difícil para estos países, pero por fortuna el número de naciones endeudadas es relativamente pequeño. Tenemos que volver los países en desarrollo mucho más atractivos para el capital privado. Y eso implica un esfuerzo por despejar los obstáculos a las inversiones en asuntos ambientales.

“Del mismo modo, implica un esfuerzo para los bancos multilaterales de desarrollo y el FMI proporcionar espacio fiscal para que el sector público reduzca los riesgos a posibles inversores con soluciones para alejarlas a esas economías del petróleo.

“Estamos muy interesados en hacerlo juntos, como ha pasado en Costa Rica, donde trabajamos con el Banco Interamericano de Desarrollo. De hecho, nos interesan los canjes de deuda por clima. Aún no hemos encontrado la fórmula, pero pensamos que el clima y la deuda son problemas en los mismos países”.

– ¿Y es posible conectarlos?

– Las historias de éxito hasta ahora han sido con proyectos específicos. Lo que queremos es elaborar indicadores clave de rendimiento para que los países puedan, si lo desean, proyectar sus acciones climáticas hacia el futuro y obtener a cambio alivio en su endeudamiento por esa agenda ambiental y asegurarnos de que sigan con esa agenda. Aún no hemos llegado ahí pero estamos pensando cómo.

– Los gobiernos suelen decir que requieren apoyo para atraer inversión privada e instituciones como el FMI les piden ajustes. Un péndulo sin pausa. ¿Cómo se concilia eso?

– Necesitamos ambas. Si los países se esfuerzan siempre por tener mejores políticas y bases económicas más sólidas, el financiamiento privado se comportará como un río: fluirá a esa economía y no a otro sitio. A lo largo de mi vida me ha interesado mucho cómo países antes pobres se volvieron ricos.

“Sobresalen tres cosas universales: infraestructura, que hoy incluiría también la digital, educación y que reine el Estado de derecho. Sin una, nunca saldrás de la pobreza”.

– Usted ha dicho que Latinoamérica aún tiene mucho espacio para reformas estructurales que aceleren su crecimiento. ¿Dónde lo ve?

– Latinoamérica lo ha hecho razonablemente bien al reconocer los riesgos de la inflación y tomar medidas a tiempo. Así que ya están en un ciclo en el cual pueden permitirse buscar una política monetaria más moderada. Lo que aún no hacen lo suficiente estos países es reconocer que invertir en las personas, en sociedades más igualitarias, es clave para el florecimiento de sus economías. Ahí pueden actuar más.

“Lo otro muy triste de ver es su comercio y conexiones interregionales. Latinoamérica no se integra lo suficiente dentro de ella y está bien por debajo del promedio de intercambio intrarregional en otras partes del mundo. Otra área sería eliminar las barreras para que estas economías interactúen más entre sí”.

¿Qué tanto espera usted de esta COP28?

– Déjame que te cuente mi filosofía de vida que es siempre dar lo mejor de ti. Siempre creo que los humanos somos creativos y la mayoría de nosotros somos buenas personas. Así que hay que pensar en positivo. Y por eso te voy a dar como despedida mi historia ambiental favorita.

– Por favor

– Un día, Dios le dijo a Moisés: ´Hijo mío, tengo dos noticias para ti. Una buena y otra mala. ¿Cuál quieres primero? Moisés respondió: la buena. Dios añadió: la buena es que levantarás tu mano, apartarás las aguas del mar y salvarás a tu pueblo.

“Moisés se deshizo en agradecimientos y no podía concebir una mala noticia luego de esa. Fue entonces cuando Dios le dijo: no tan rápido. La mala es que antes de abrir el mar debes hacer una evaluación de impacto ambiental”. (risas)

¿Por qué cuenta esta historia?

– Llevamos demasiado tiempo pensando en el ambiente y su cuidado como una carga, como una mala noticia. Es el momento de verlo como la mejor noticia posible, pues todos vivimos en este mundo y solo tenemos esta casa.

“Podemos hablar de planetas en otro lugar para ir allí pero hoy tenemos un único hogar. En esta COP28 espero tener una actitud positiva, mantenerla y contagiar a otros a pensar positivo sobre nuestro pequeño punto azul en el espacio.

“Creo que la presión para acelerar la acción se hace realidad y más dirigentes, países y entidades lo han interiorizado completamente. Me enorgullece decir que mi institución también”.