Jueza defiende vida de tres individuos de rara especie de serpiente de Costa Rica

Una de las víboras más grandes, raras y venenosas del mundo es el centro de una disputa entre una empresa que estudia cómo viven y se reproducen y las autoridades del Sinac

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Una jueza del Tribunal Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda otorgó una medida cautelar para proteger la vida de tres ejemplares de una rara especie de serpiente en el centro de una investigación que involucra a una empresa llamada CR Wild y al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

La disputa gira en torno a una investigación que CR Wild, una compañía de turismo y expediciones naturales, inició en 2021 sobre la Lachesis melanocephala, también conocida como plato negro o matabuey negra, una víbora nativa de Costa Rica considerada entre las más venenosas del mundo.

El estudio, impulsado por CR Wild, tiene como objetivo definir y caracterizar los patrones de comportamiento, estrategias de caza y biología reproductiva de estos animales en peligro de extinción en un plazo de cinco años. Para este fin fueron incorporados radiotransmisores en el cuerpo de estos reptiles para su monitoreo.

Sin embargo, el Área de Conservación de Osa del Sinac ordenó el 10 de noviembre de 2022 la captura de los tres individuos de plato negro objeto de la investigación, con el fin de trasladarlos a una clínica veterinaria para retirarles los radiotransmisores que se les habían colocado bajo la piel con fines de rastreo y análisis.

Según la orden del Tribunal emitida del pasado jueves 20 de julio, el Área de Conservación de Osa adoptó una resolución tres días antes, en la cual denegó la renovación del permiso de investigación a la compañía, debido a una situación ocurrida con la colecta de las víboras mientras se esperaba asegurar la autorización correspondiente.

A pesar de estar esperando ese visto bueno, CR Wild decidió continuar con su trabajo en la zona de Rancho Quemado en la península de Osa en Puntarenas.

No obstante, al enterarse de la orden del Sinac, sus responsables, Christian Porras Ramírez y César Barrio Amorós, optaron por recurrir a la vía contenciosa administrativa, como se detalla en la resolución Nº395-2023 que otorgó la medida cautelar.

El documento no proporciona detalles sobre el conflicto surgido por la renovación de los permisos en este caso, el cual se tramita bajo el expediente 23-000732-1027-CA-0.

Criterio de jueza

La jueza Alana Fonseca Lobo consideró en su decisión el hecho de que esta especie de serpiente es endémica del Pacífico sur de Costa Rica, hasta el punto de que solo se conocen 35 puntos donde ha sido vista en los últimos 20 años.

Para ella, el estudio propuesto contribuiría al menos en recopilar datos que en el futuro facilitaría el cuidado y conservación de esta especie. Según se explica en el documento, estos datos no se podrían obtener si se extraen los radiotransmisores a las serpientes ya recolectadas y operadas para este propósito.

Sin embargo, el motivo principal que fundamenta su decisión proviene del criterio profesional de un médico veterinario citado en el expediente, quien desaconseja el retiro de los radiotransmisores de las serpientes tres meses después de la cirugía.

Tal acción implicaría “someterlas a un segundo procedimiento para realizar otra incisión en el mismo sitio anatómico, lo cual puede acarrear un alto riesgo de dehiscencia posterior e infecciones secundarias”.

Además, la jueza agrega que el proceso de adaptación de los reptiles a situaciones de estrés es lento, por lo que forzarlos pronto a otra cirugía generaría más tensión en los animales y así el riesgo de infecciones por quitarles los aparatos, pudiendo incluso llevar a la muerte del individuo.

“Esta juzgadora no tiene mérito para desacreditar el criterio de un médico especialista en la materia; y si consideramos el hecho de que la especie está en peligro de extinción, evidentemente, la muerte de uno o dos individuos recolectados, que parece ser son los únicos que se han logrado divisar, acarrearía un daño mucho mayor para el ecosistema. Por lo tanto, sin duda alguna, debe otorgarse una protección cautelar”, dice textualmente la resolución.

La otra arista del daño, lo constituye el gasto económico del estudio cuya inversión supera los $36.000, según certificaciones contables aportadas en el caso. De esa suma, ya se han ejecutado casi $14.000 en el primero de los cinco años previstos.

Rara joya natural

Según la información del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica, la Lachesis melanocephala posee un cuerpo robusto, cuyo color dorsal de fondo varía entre amarillo y tonos de rosado claro a café anaranjado. Tiene una cabeza grande y su cola termina en una uña o espina puntiaguda.

En su etapa adulta, estas serpientes pueden medir hasta dos metros, siendo los machos más largos que las hembras.

Son principalmente activas durante el crepúsculo y la noche, pero se sabe muy poco sobre su biología y alimentación.

Los registros disponibles sugieren que su dieta puede incluir mamíferos pequeños, como roedores y marsupiales. Aunque se reproduce de manera ovípara, su ciclo reproductivo en condiciones naturales sigue siendo un misterio.

Su hábitat específico son los bosques primarios o poco alterados, y en Costa Rica, la especie solo se encuentra en los bosques lluviosos tropicales y subtropicales del Pacífico sur y sudoeste.

Dada su naturaleza poco común, la destrucción acelerada del bosque primario en su restringido ámbito de distribución ha disminuido con fuerza sus poblaciones, llevando a su desaparición en varios lugares donde antes era considerada una presencia habitual.