Educación y luz aprietan bolsillo tico sin distingo de clase social

Familias tienen preocupaciones similares a pesar de gastos distintos

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Después de los tamales, los regalos de Navidad y las fiestas para recibir el Año Nuevo, reaparecen las preocupaciones de las familias costarricenses.

Sin distingo de clase social, los costos de la educación y el recibo de la luz aprietan los bolsillos y preocupan a muchos en la temida cuesta de enero.

Así lo reconocieron ante consultas de La Nación, tres familias de estratos sociales distintos (pobre, medio y alto), al señalar que su economía es golpeada por gastos en útiles escolares, así como el pago de electricidad y de la matrícula de los hijos en escuela, colegio o universidad.

Según la VI Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de Costa Rica (2013), del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), los gastos en servicios básicos, comida y educación, consumen más del 50% de los ingresos familiares.

“Pagar la mensualidad del colegio, más la compra de libros y uniformes, es una de las preocupaciones para el año que viene. Ese monto sube cada año y hay gastos adicionales como la gasolina y las compras en el supermercado que complican un poco más la situación”, manifestó Shirley Guzmán, vecina de Pinares de Curridabat.

Esa misma congoja la comparte Elieth Olivares, de Desamparados. Tiene dos hijos en edad escolar y otro en el colegio. Con un alquiler de ¢120.000 por la casa, asegura que apenas le alcanza para sobrevivir.

“Están en colegio público, pero igual los materiales salen muy caros. Pienso reutilizar los uniformes para el otro año, porque todo está muy caro. Si tuviera que resumir mis preocupaciones para el 2015, son la educación de mis hijos, los recibos de la casa y la violencia que se vive en el barrio”, dijo Olivares.

Desigualdad. Pese a que sus inquietudes giran en torno a asuntos parecidos, los contextos de cada familia varían de forma considerable. Esto retrata la brecha social y económica que enfrenta Costa Rica.

Mientras unos se agobian por la compra de cuadernos y la merienda de los niños, otros hacen números sobre el costo de la matrícula en la universidad privada o el de enviar a sus hijos a estudiar en el exterior. Otros ni tan siquiera tienen trabajo.

“Estoy sin empleo, y para estudiar ocupo algo de dinero. Mi hermano mayor me ayuda, y yo hago trabajos de vez en cuando y con eso pagamos agua, luz y comida. Pero el recibo de luz es lo que más pega”, afirmó Wálter Cordero, residente en Los Guido de Desamparados.

Un hogar promedio consume 250 kilovatios hora al mes y paga por esa electricidad, como mínimo, unos ¢17.600.

Según los resultados de la encuesta del INEC, todas las familias costarricenses (alrededor de 1.400.000) tuvieron un consumo medio mensual de ¢849.948 millones, siendo servicios básicos, alimentación y transporte los rubros de gastos más altos.

Pero es evidente que, más allá de las distancias por clase social, los hogares comparten angustias sobre lo que traerá el 2015.