Eclipse solar transformó playas, parques y aceras en observatorios improvisados

Fenómeno astronómico interrumpió rutinas y alejó preocupaciones este 14 de octubre cuando miles disfrutaron en familia, grupos de amigos o a solas, de levantar la vista al cielo

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Desde aceras, patios, montes y playas, equipados con telescopios, cámaras con filtro y anteojos especiales, los costarricenses observaron al cielo y se maravillaron con el eclipse anular de Sol que este sábado llenó de emoción y sorpresa la jornada.

El tránsito de la Luna frente al Sol en pleno día atrajo y mantuvo la atención de los ticos por varias horas en las cuales el fenómeno astronómico del año regaló a todos un espacio para distanciarse de preocupaciones y rutinas. En su lugar, amigos y familias recibieron desde el cielo el obsequio de emocionarse con un regalo visual infrecuente.

Un eclipse anular pasa cuando nuestro satélite natural se sitúa frente al astro rey pero sin cubrir toda su superficie visualmente, por lo que se proyecta un disco oscuro sobre la estrella creándose un efecto óptico conocido como “anillo de fuego”.

En Costa Rica, el espectáculo dio inicio a las 10:15 a. m. cuando la cicunferencia de la Luna empezó a metérsele al sol. Un cielo poblado de nubes amenazó con apagar la ilusión en algunos sitios pero en otras ubicaciones el proceso fue del todo visible.

Eso pasó desde muy temprano, en el Planetario de San José, de la Universidad de Costa Rica (San Pedro de Montes de Oca), que se llenó de decenas de niños con sus padres llegados a apreciar el evento.

El ambiente festivo tomó en ese sitio la forma de pícnics, conversaciones, gritos y fotografías usando celulares o cámaras más sofisticadas. En el lugar se vivió una pequeña fiesta de admiración y cariño por la astronomía, a la que asistieron decenas y decenas de espectadores.

“Lo más importante es ver como, todavía en Costa Rica, tanto niños, jóvenes y familias se interesan un poco por estos fenómenos. Hay esperanza en el país, a pesar de las situaciones que se viven, en los sistemas educativos públicos”, dijo uno de los asistentes quien prefirió no identificarse.

A medida que la Luna siguió ocupando más área en la superficie del Sol, la luz diurna empezó también a bajar poco a poco. Dependiendo de dónde se encontraban los observadores, el Sol llegó a ocultarse de 84% a 90%, explicó la víspera Alejandra León-Castellá, directora de la Fundación Cientec, dedicada a la divulgación científica.

Pese al augurio de lluvia, minutos antes del mediodía decenas de adultos y niños también llegaron a la plazoleta frente al Fortín, en Heredia centro, para apreciar el eclipse anular. Con las cabezas mirando al firmamento, unos y otros se turnaban los filtros solares para observar.

El clímax en Costa Rica llegó pasado el mediodía. En playa Manzanillo (en Limón) la anularidad fue total y llegó a oscurecerse el día sin volverse noche. ¡Qué impacto!, ¡Ni en el 91 recuerdo algo así! ¡Me siento como en una película!, eran algunas de las frases que más se escuchaban.

En las calles en el centro de San José, los peatones interrumpían el paso para volver la vista sobre sus cabezas o tomar alguna foto con el celular. Incluso otros miraron directo, sin reparar en usar protección adecuada.

Escenas similares del mismo acto siguieron repitiéndose por todo el país entre grupos de familias reunidas en patios, parques, calles y viviendas, compartiendo las emociones de aquel momento cúspide aún y cuando en la gran mayoría del país el fenómeno de anularidad se vio parcialmente.

Parcial o completo, aquel tránsito en el espacio de casi tres horas y media entregó emociones (y ahora recuerdos) a quienes, con solo alzar la cabeza, pudieron confirmar con sus propios ojos cómo la Luna y el Sol se volvieron un círculo negro coronado en llamas que asombró a todos.