¿Cómo es pasear en un carro sin chofer? Tico narra qué se siente cuando el volante se mueve solo

Un costarricense cuenta su experiencia en Phoenix, donde se prueba la modalidad de transporte autónomo, y que obliga a un vehículo a reconocer carriles, señales, carros, cruces, ciclistas y peatones, y siempre, a guardar la distancia

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Alejandro Vargas Johansson, profesor de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de Costa Rica, experimentaba un cóctel de susto, curiosidad y sorpresa cada vez que presenciaba la llegada de vehículos blancos sin conductor que eran abordados por personas y luego llevadas a otro lugar sin nadie sujetando el volante.

Su desconcierto y admiración eran compartidos por sus compañeros en la Escuela de Periodismo y Comunicación Masiva Walter Cronkite de la Universidad de Arizona, donde Vargas asistió a un programa sobre Periodismo, Tecnología y Democracia.

“Siempre se estacionaban frente al lugar donde estábamos recibiendo clases, sin conductor. Ayer, viernes, cuando estábamos terminando el programa de estudios, un compañero eslovaco nos convenció a varios para probar de qué se trataba”, relató Vargas por teléfono.

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Así fue como él y sus colegas Rakib Ahmed de Bangladesh, Anida Sokol de Bosnia Herzegovina y Peter Kravcak de Eslovaquia decidieron abordar uno de esos vehículos.

“Fue Peter quien nos convenció y descubrió que era un servicio similar a Uber, pero sin chofer. Cuando el vehículo llegó, estábamos tan sorprendidos que, por nuestra irresponsabilidad, ni siquiera nos abrochamos el cinturón de seguridad, y a los dos minutos recibimos una llamada del controlador del servicio pidiéndonos que lo hiciéramos”, contó Vargas.

En los videos que grabaron durante su paseo, se ve al cuarteto de pasajeros tomando imágenes con sus teléfonos celulares, con una amplia sonrisa de nerviosismo grabada en sus rostros.

En las tomas, el vehículo eléctrico modelo Jaguar I-PACE recorre las calles y gira en las esquinas de manera fluida, mientras el volante se mueve como por arte de magia al realizar las maniobras.

“La verdad es que da un poco de miedo cuando te acercás a un semáforo, porque te preguntás si se detendrá o no. De hecho, en el primer video que grabamos, todos estábamos asustados al sentir que el automóvil se movía y giraba en las esquinas por sí solo”, agregó.

El recorrido consistió en aproximadamente 7 kilómetros desde el punto de abordaje hasta su destino final, donde iban a celebrar con una fiesta el cierre del programa que los reunió en la universidad. El costo total del traslado fue de unos $11.

En todo el trayecto el Jaguar reconoció los carriles, las señales de tráfico y los semáforos. Supo llegar a los cruces, detectar la proximidad de otros vehículos, ciclistas y peatones y, en el proceso, controlar la distancia de seguridad con el vehículo que va delante.

De otro mundo

“La sensación colectiva que experimentamos era cuando el auto giraba y el volante se movía solo. En ese momento, sentís vértigo y asombro, pero también fue una oportunidad bien interesante, pues esta tecnología está muy alejada de nuestras realidades, como todos coincidimos”, comentó Vargas.

Para él, es algo “fuera de este mundo”. Según su recuento, cuando bajaron del vehículo, decidieron tomarse un selfie mientras el automóvil se alejaba de ellos, tal como también habían visto tantas veces desde su salón de clases.

“Empezamos a decirle adiós, pero no se iba. Ahí nos dimos cuenta de que teníamos que alejarnos unos metros para que comenzara a moverse, de lo contrario, se quedaría allí quieto”, detalló.

Para él, a pesar de haber visto videos sobre este tipo de transporte, nada se compara con vivirlo en carne propia, y lo recomienda.

El tico explicó que, como parte del programa, el grupo de estudiantes (un total de 18) tuvo una entrevista con Katharine Sarah Gallego, una política del Partido Demócrata y actual alcaldesa de la ciudad de Phoenix, Arizona.

Ella les contó que el estado de Arizona está probando este tipo de transporte con Waymo, la empresa anteriormente conocida como el Proyecto de Vehículo Autónomo de Google, dedicada al desarrollo de vehículos sin necesidad de conductores humanos, que forma parte del conglomerado Alphabet (antes Google Inc.).

Durante su intercambio, Gallego les explicó que Phoenix es una ciudad con amplias calles y aceras que cubren una extensa área metropolitana, conocida como el Valle del Sol.

Gracias a estas condiciones, les explicó la funcionaria, es posible encontrar este servicio que Waymo también ofrece en San Francisco y Los Ángeles, en el estado de California.

“La reacción de la gente suele ser de miedo, y al principio yo también sentí algo así, pero luego te das cuenta de que todo sale bien. Se lo recomendaría a todos. Compartí la experiencia con personas cercanas y todos hacen preguntas. Es realmente responsable con los peatones, siempre frena y les da espacio. Es una maravilla”, concluyó el costarricense.

Y quién sabe, quizás pronto en las ciudades de San José, Alajuela o Cartago, llegue la hora de cederle el volante a la tecnología, y dejarse llevar por una tecnología que actúe como un conductor prudente, cauteloso, que maneje a la defensiva, y sea silencioso.