Con la imposición de la cruz de ceniza en la frente de los feligreses y el recordatorio de que se es polvo y en polvo se convertirá cada uno, se firmó el inicio de la cuaresma, este miércoles.
Se trata este un acto de reconocimiento público de los pecados, con el cual comienzan cuarenta días de reflexión y conversión del corazón cristiano, cambio que también deberá aplicarse en la Iglesia católica, según dijo el prefecto de la catedral metropolitana, German Rodríguez.
Él, junto con el sacerdote Víctor Hugo Munguía, oficiaron las misas de esta celebración a las 6:30 a. m. y 8 a. m. en la catedral metropolitana ante decenas de creyentes madrugadores. Estaba previsto que fuera el arzobispo de San José, José Rafael Quirós Quirós, quien presidiera, no obstante, avisó a última hora que no podría, sin que se conociera la causa.
“A la Iglesia nosotros la seguimos amando como se ama una mamá, y mi mamá es linda aunque sea horrible; mi mamá es santa, aunque diga un montón de tonterías; mi mamá es preciosa aunque tenga todos los defectos que puede tener cualquier ser humano, así es la Iglesia.
Lo que hoy nuestra Iglesia necesita, es que todos pongamos lo mejor de nosotros para hacerla parecer más bella, más santa, más servicial, más preciosa para que sea evidente que es la esposa bien amada de Jesucristo", les dijo Rodríguez a los católicos.
En medio de la premura de un miércoles más de trabajo, los creyentes acudieron por decenas a la catedral metropolitana de San José, para sellar este compromiso de fe, cambio y esperanza. Lo mismo ocurría en otros templos de la capital, y probablemente así se replicaba en todas las partes del país.
El tiempo litúrgico de la cuaresma es destinado a la preparación espiritual a la fiesta de la Pascua y también se celebra en algunas iglesias evangélicas, ortodoxas y protestantes.
La celebración de la cuaresma data del año 384 después de Cristo.