Cafetal de Naranjo aprovecha la sombra para mejorar producción y combatir cambio climático

Empeñarse en seguir los pasos ambientales de sus abuelos y padres permite a productor conservar su negocio y servir de ejemplo a otros

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Jesús Valverde Méndez es un productor cafetalero cuya finca se localiza en San Juan de Naranjo, en Alajuela. Él ha surgido a la sombra de sus cafetales, gracias precisamente al tino con el cual maneja la luz en el terreno.

Su finca es parte del proyecto Sistemas Agroforestales Adaptados para el Corredor Seco Centroamericano (Agro-Innova), de la Unión Europea y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

La iniciativa consiste en una red entre instituciones públicas y privadas así como de organizaciones de productores que promueven la innovación y la transferencia tecnológica hacia otros grupos más pequeños.

La idea se fundamenta en crear colaboraciones y sinergias para compartir experiencias y buenas prácticas, a partir de experiencias exitosas que puedan luego ser aplicadas y adaptadas en la región para enfrentar el cambio climático.

Valverde terminó sirviendo de ejemplo y modelo debido a las enseñanzas de sus padres y abuelos, basadas en proveer buena sombra a las matas de café, como era común en la década de los 70 y 80.

Su familia recibió la finca por herencia familiar y mantuvo esa política del uso de la sombra aun y cuando en los 90, aseguró, hubo funcionarios de entidades públicas que empezaron a sugerirle a él y otros productores retirar los sistemas agroforestales como el suyo.

Estos sistemas se basan en combinar prácticas forestales con agricultura sobre la misma unidad de superficie. En un cafetal, uno de los aspectos más visibles es la presencia de árboles para sombra, como guaba, plátano y limón.

“Vea, quitarlos fue un grave error y hoy lo estamos viviendo. Yo empecé a escuchar del cambio climático allá en el año 2000 y lo que nos decían entonces, ahora se ve. Por eso, hay que dejar la sombra en los cafetales”, explicó.

En su propiedad, explicó, los árboles protegen el café de la radiación solar directa, de lluvias fuertes que pueden erosionar el terreno y previenen altas temperaturas. De hecho, su presencia genera una especie de bosque tropical simplificado.

“Aquí manejamos un microclima para el café. Recordemos que el origen del café es de zonas selváticas, de sitios con sombra”, declaró.

A mayor diversidad de árboles también aumenta la cantidad de materia orgánica en el suelo, se conserva mejor el agua y evita pérdida de la capa fértil del terreno por erosión. Además, toda la materia orgánica de la poda de ramas, hojas caídas y demás queda sobre el suelo y lo nutre.

Al fondo de su finca pasa una quebrada en donde tiene un ariete con el cual hace cosecha de agua para regar un cultivo de hortalizas (por estos días cultiva lechugas). Todo esto se traduce en el bolsillo porque utiliza menos herbicidas y fertilizantes.

“Quisiera que más productores vieran que sí se puede, pero no de la noche a la mañana. Se requiere trabajo y entrega, pero sí se puede”, afirmó este hombre, quien ahora hace planes para vender su propia marca de café.