'Boom' de locales de lotería golpea a chanceros de la calle

Venta de sorteos electrónicos y tiempos ilegales en cientos de establecimientos disminuyen ingresos de los vendedores tradicionales

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Los locales con grandes rótulos verdes que ofrecen todo tipo de lotería se han vuelto parte del paisaje urbano en los últimos cuatro años y medio.

Pulperías, bazares, panaderías, ferreterías y hasta tiendas de ropa han hecho espacio a máquinas que expenden boletos de juegos como Lotto y Nuevos Tiempos de la Junta de Protección Social (JPS). Al mismo tiempo, muchos de esos sitios, venden lotería clandestina, sorteos panameños y dominicanos, los cuales son ilegales en el país.

La proliferación de esos establecimientos se inició en e 2013, año en que la JPS contrató, por medio de una licitación pública, los servicios de una compañía para comercializar sorteos electrónicos como Lotto y Nuevos Tiempos.

Según la Gerencia de Comercialización de la JPS, desde el 2013 se han abierto 1.500 puestos de ese tipo.

El auge de esos negocios trae de la mano, según los chanceros, disminución en sus ingresos.

De acuerdo con la Junta, en el 2010 había poco más de 2.000 chanceros, pero en la actualidad hay 1.650.

Varios vendedores consultados por La Nación coinciden en que el descenso en el número de chanceros está relacionado con el aumento de puestos fijos en comercios.

"Nos ha afectado demasiado esas ventanillas y ahora hay en pulperías, en tiendas de ropa y hasta en zapaterías. La Junta se lava las manos, pero es innegable que esos puestos han afectado las ventas de los chanceros", dijo Guido Torres, vendedor de lotería de 62 años.

El hombre, quien se dedica a ese oficio desde los ocho años, asegura que hace seis años vendía entre 80 y 90 enteros de lotería en cada sorteo. Ahora no vende más de 45.

Lo mismo le sucede a Maribelle López Brenes, chancera de 60 años.

La mujer, vecina de barrio México, en San José, afirma que sus ventas cayeron un 60% con el auge de los Nuevos Tiempos y Lotto.

"Antes solo existían los chances y la lotería, la gente gastaba parte del dinero en esos dos juegos, ahora hay más tipos de juegos y eso ha hecho que nuestros ingresos bajen, este es el único trabajo que uno tiene y a la edad mía yo no consigo trabajo en otro lado", comentó.

Los vendedores de lotería de la calle ganan el 12% del valor de cada fracción que venden, de ese 12% se reserva un 1% para su fondo de pensiones.

Gerardo Guzmán, periodista que perdió su empleo años atrás, vende lotería cerca del Banco de Costa Rica en San José. Él considera que las ventas, en su caso, han bajado entre un 35% y un 40%.

¿Qué dice la JPS?

Para Claudio Madrigal, gerente de Comercialización de la Junta de Protección Social, los sorteos electrónicos no afectan a los chanceros porque ambos productos están diseñados para públicos diferentes.

El funcionario cree que la disminución en el número de vendedores de lotería tradicional se debe a que, en el 2012, el Gordo Navideño no se vendió y eso desmotivó a muchos jugadores, a la jubilación de cientos de chanceros y a que otros han migrado a actividades más lucrativas.

En 2013 la JPS tenía 1.450 vendedores; la cifra creció en 2015 a 1.700 distribuidores y en la actualidad contabilizan 1.650.

"Nos ha costado un poquito encontrar más fuerza de ventas aún cuando hemos hecho campañas para reclutar nuevos vendedores, la lotería es un excelente negocio, hoy en día el país tiene mucho desempleo, pero no ven en la lotería una oportunidad de negocio", señaló Madrigal.

Desde que entró en vigencia el fondo de pensiones para vendedores de lotería, en el año 2009, y hasta mediados del 2017, se habían pensionado 351 personas, según la JPS. Otros 119 vendedores realizan gestiones para jubilarse; la edad de retiro es 70 años.

Madrigal descartó que los chanceros desaparezcan en algún momento por el crecimiento de la lotería electrónica.

No obstante, Luis Mena, vendedor de 76 años, cree que sí están condenados a extinguirse.

Porcentaje menor

Walter Ballestero es un chancero con 30 años de experiencia y uno de los vendedores más exitosos de la JPS, ya que tiene tres puestos en tres supermercados de Heredia; allí vende lotería tradicional y electrónica, pero los productos digitales le dan un margen de ganancia menor.

Por ejemplo, si vende tiempos impresos de la Junta, gana el 12% de la transacción, pero si vende los digitales apenas gana 6%.

"Es muy difícil competir contra los tiempos clandestinos los pagan muy bien, en cambio la Junta tiene que dejarse un porcentaje y el vendedor también tiene que ganarse algo (...) Yo protesto contra los tiempos clandestinos porque si eso no existiera yo ganaría más", agregó Ballestero.

Datos de la JPS suministrados en setiembre indican que los costarricenses gastan ¢10.000 millones al año en lotería electrónica.

En 2016, la Junta tuvo utilidades por ¢35.000 millones, de ese monto, el 30% correspondieron a juegos electrónicos.