Tico figura entre diez científicos más influyentes del mundo sobre clima

Mario Herrero Acosta encabeza lista de 1.000 investigadores que hizo agencia Reuters por sus hallazgos sobre impacto de agricultura y ganadería en el calentamiento global

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El costarricense Mario Herrero Acosta se ubica en el puesto 10 de un listado de los 1.000 científicos e investigadores más influyentes del mundo sobre cambio climático.

La lista la elaboró la agencia de noticias Reuters.

Su mención resulta de un extenso análisis de datos hecho por esa agencia en el marco de una especial para llamar la atención pública sobre el problema del cambio climático.

En su especial en línea de los mil científicos clave en el tema, la primera oración de Reuters a sus lectores es: “Al principio de cada película de catástrofes, hay un científico que es ignorado...”

El doctor Herrero Acosta investiga cómo modificar los actuales esquemas de producción agrícola y ganadera; actividades con un efecto nocivo en el calentamiento global.

Su trabajo apunta, además, a resolver cómo alimentar una población mundial cada vez mayor que soporta una crisis global de malnutrición de dos caras.

Según Herrero, más de 800 millones de seres humanos se acuestan con hambre al final de su jornada y 2.000 millones sufren sobrepeso u obesidad en un planeta donde ciertas pautas productivas agravan el cambio climático.

En marzo del 2018, Herrero Acosta y sus colegas demostraron que la agricultura es la mayor fuente de emisiones antropogénicas de dióxido de carbono.

Ellos insisten en que el objetivo del Acuerdo de París de menos gases de efecto invernadero obliga a recortes significativos de emisiones en cada sector productivo para el año 2030 y a prolongar esa medida.

En la élite científica sobre clima, el tico figura entre quienes más repiten y repiten la urgencia de una acción contundente para que la agricultura ya no desestabilice la temperatura del orbe.

Por este tipo de hallazgos y alertas, Herrero aparece en la parte superior del listado de Reuters.

“Me enorgullece mucho y me parece muy bonito, pero todos los científicos seguimos en esta lucha y, mientras no frenemos los impactos del cambio climático, no hay tregua; especialmente en poblaciones más pobres con menos potencial de adaptación a los cambios”, comentó Herrero vía telefónica desde Australia.

Desde hace ocho años, él reside en la ciudad de Brisbane; capital del estado de Queensland.

Allí labora como Científico Jefe en Sustentabilidad, Agricultura y Alimentos para la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth; una agencia independiente del gobierno federal australiano a cargo de la investigación científica del país.

El doctor Herrero descubrió que la malnutrición de las actuales cadenas de producción de alimentos tiende a generar más obesidad y deficiencias en micronutrientes, pequeñas cantidades de vitaminas y minerales requeridas para procesos metabólicos y fisiológicos de las células.

Sus deficiencias más comunes incluyen vitamina A, vitamina D, vitamina B12, hierro, yodo y zinc.

“En los años 70, la idea era generar más calorías para quienes no las recibían y la industria mundial de alimentos se volvió muy eficiente en ello. Ahora, necesitamos producir más frutas y vegetales y variar patrones de consumo hacia dietas más saludables”, aclaró.

Amenaza cárnica

Con el crecimiento de la población y del ingreso en general, más personas ahora desean ingerir carne roja, agregó.

El problema para el planeta es que esa proteína se vincula a un uso de la tierra “bastante ineficiente” pues muchos países usan terrenos con vocación agrícola en ganadería. La actividad, dijo, tiene “una huella de carbono muy grande”.

Toda su investigación y la de sus colegas busca cómo impulsar dietas más saludables con sistemas de producción sostenibles.

“Al final, todos queremos un ambiente sano con mayor respeto de los mantos acuíferos, las áreas con biodiversidad, producir sin verter fósforo y potasio a los cultivos y respetar las fronteras agrícolas. En todo esto, Costa Rica es pionera”, aseguró.

¿Y para qué? Para generar menos de gases de efecto invernadero.

La clave es mezclar lo natural y regenerativo con fuerte inversión tecnológica y de ciencia para fomentar más agroecología.

A nivel personal y para las familias en cualquier lugar del planeta, su consejo es reducir o eliminar el desperdicio de alimentos porque, dice, el ser humano hoy desecha 35% de la comida que produce.

“Eso es una locura. En países pobres, esto es más frecuente a nivel de fincas porque los métodos de cosecha o almacenamiento son deficientes y se pierden cultivos y, en países desarrollados, es a nivel del consumidor y lo que se desecha sale del refrigerador y los supermercados”, explicó.

Parte del problema son fechas de caducidad en los empaques de los alimentos que “están muy institucionalizadas” cuando en realidad eso debe cambiar hacia una economía circular; argumentó.

“La sostenibilidad no es solo ecológica; requiere un fundamento social pues, al final, no es la sostenibilidad por ella misma; es que las personas se beneficien de ella y sea una ganancia para productos y todos los actores de la cadena de valor. La transformación debe ser ya y sin duda será cara, pero lo será más si se posterga”, advirtió.

Elección cuidadosa

Para estructurar el análisis, la agencia de noticias Reuters encargó al periodista de datos Maurice Tamman la tarea que consistió en crear un sistema matemático que identificó y clasificó a los académicos según el impacto de su trabajo.

Los criterios incluyeron cuántos artículos han publicado, con qué frecuencia se han citado estos en otros artículos en el mismo campo y cuánto se ha hecho referencia a sus investigaciones en prensa no especializada, redes sociales o artículos de política pública.

Reuters aclara que no es un listado de los “mejores” científicos, sino una medida de influencia que evoluciona con el tiempo a partir de información disponible al cierre del 2020 que examinó al menos 350.000 artículos publicados desde 1988.