‘Recibí dos veces radioterapia y acelerador se averió’, relata hombre con cáncer de próstata

Equipo del Hospital México dejó de funcionar el 20 de julio; es uno de cinco que dan servicio 24/6 mientras dos aceleradores nuevos están sin estrenar en Centro Conjunto de Radioterapia

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Rigoberto Jiménez Campos acudió puntual a su cita para recibir radioterapia con acelerador lineal en el Hospital México, a las 3 p. m. del lunes 18 y el martes 19 de julio. Fueron sus dos primeros tratamientos de 28 que debe recibir. Un día después, el miércoles 20 de julio, lo llamaron del centro médico para decirle que la terapia se suspendió porque el equipo estaba averiado.

Desde entonces, este vecino de Tres Ríos de La Unión, en Cartago, de 60 años, aguarda la llamada que el México le prometió para reiniciar la radioterapia que le indicaron para combatir su cáncer de próstata. Como esa llamada nunca llegó y el teléfono que dieron para consultas nunca contesta, uno de sus hijos, Jonathan Jiménez, acudió personalmente al hospital, el 26 de julio, para pedir información.

Le dijeron que el acelerador número cuatro −de los cinco que operan en el México−, sigue detenido. En ese equipo es donde su papá recibió las dos primeras sesiones de radioterapia. No le dieron fecha para que don Rigoberto reinicie las irradiaciones, aunque los técnicos sí le respondieron amablemente algunas dudas de la familia sobre el impacto que esta suspensión podría tener en el avance de la enfermedad y en el planeamiento inicial de la terapia.

Rigoberto Jiménez lleva un año lidiando con su cáncer de próstata. Este pensionado cartaginés asegura que hasta ahora todo el proceso para la atención de su enfermedad ha sido expedito desde que en el Ebáis de Tres Ríos lo alertaron sobre resultados altos en su examen de antígeno prostático.

Todo empezó en junio del 2021. Desde entonces, ha pasado por el Hospital Max Peralta, en Cartago, y también por el Calderón Guardia, en San José, con un proceso que incluyó tomografías y gammas óseos.

Para la radioterapia, fue referido al Centro Nacional de Radioterapia, ubicado en el Hospital México, en donde están ubicados los cinco aceleradores lineales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que actualmente atienden pacientes con cáncer de todo el país, unos 382 por día. Para acudir al tratamiento le ofrecieron tres opciones de horario: a las 3 p. m., a las 7 p. m. o a las 3 a. m.; él escogió el primero.

“Lo que tengo entendido es que esas máquinas pasan trabajando 24/7 (24/6). La CCSS debería tener un centro con más de esos aparatos. Uno entiende que es una inversión muy grande, pero vale la pena. Vea, el tiempo que yo he estado aquí he visto gente de Guanacaste, Limón y Puntarenas viajar desde lejísimos para recibir ese tratamiento”, comentó Rigoberto Jiménez.

Su filosofía de vida le permite no sofocarse tanto ni con su enfermedad ni con la paralización de su tratamiento. “En lo personal, sinceramente, acepto esta situación que estoy pasando. Diay, me tocó ¡me tocó! Lo estoy viviendo tranquilo, no me estreso”, dijo.

A capacidad máxima

Desde la crisis de radioterapia del 2018, que obligó a la CCSS a poner a trabajar el servicio del Hospital México a toda máquina, los cinco aceleradores se turnan para garantizar tratamientos las 24 horas del día, seis días a la semana.

Esto sucede aun ahora, cuando la CCSS tiene un Centro Conjunto de Radioterapia para atender a los enfermos oncológicos de los hospitales San Juan de Dios, Nacional de Niños y Geriátrico. Invirtió en esta obra $16,8 millones con fondos que provienen del impuesto a los cigarrillos.

El edificio está listo desde febrero, cuando también quedaron instalados ahí dos aceleradores de última generación, pero las autoridades aseguran que el hackeo a la CCSS frenó la última fase, que llaman de “comisionamiento”, en la cual deben sincronizar todos los aparatos con los sistemas informáticos antes de poner en operación todo el servicio.

Cuando este nuevo centro entre a funcionar, un 25% de todos los pacientes vistos en el México (alrededor de 1.200 personas) pasarán ahí, pero todo depende de la rapidez con que se levanten los sistemas que fueron desconectados debido al hackeo.

“Hasta que pasó esto, me habían atendido muy bien. Yo estoy conforme y no me puedo quejar. Pero desgraciadamente sucede lo de la máquina, que se averió. Como toda máquina, en cualquier momento falla, sobre todo con el nivel de uso que tiene. Me parece que la CCSS debería tener un plan B”, afirma Rigoberto Jiménez.

La Nación envió varias consultas al Hospital México sobre la paralización del acelerador lineal y se está a la espera de las respuestas.