Pastora Vásquez escarba los recuerdos de 105 años

Pastora Vásquez tiene 105 años. Según su familia, no padece de nada, solo los achaques propios de haber traspasado el siglo de vida, incluidos algunos fallos en la memoria de esta vecina de Hojancha

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

Pastora Vásquez Alvarado cruza la pierna, mientras rebusca en su memoria los recuerdos que le han deparado casi 106 años de vida.

Vive saliendo de Hojancha, en una de las dos casas levantadas en el lote que ella compró a punta de remendar pantalones y vender las cosechas de maíz y frijoles, cuando estaba joven.

Es una mujer alegre. Enseña sus dientes, pequeños y brillantes como granitos de maíz tierno. María Julia, la menor de los siete hijos que Pastora tuvo con el finado Beto González, es quien la ayuda a recordar.

“Llevo 75 años de estar aquí zampada... me parece que no hace nada de estar aquí”, contó esta originaria de Zaragoza de Palmares de Alajuela.

Ella se vino para Guanacaste recién casada, a los 14 o 15 años de edad... no recuerda bien cuando llegó a esa zona donde hay evidencia de una larga longevidad de estos vecinos pamperos.

La primera parte de su vida estuvo llena de trabajo. “Antes era trabajar y trabajar para vivir. Ahora uno está sosegado, ¡como un perrillo amontonado!”, comenta y suelta una carcajada enseñando todos los dientes.

Sanitica. “No tiene presión alta ni colesterol ni nada. Sanita de todas las cosas”, confirma María Julia, mientras cuenta que al morir su papá, Pastora insistió en permanecer en la vieja casa de madera que ayudó a levantar a su difunto esposo.

Pastora solo se queja de un malestar al costado izquierdo del estómago: “Me agarra un dolorcillo así (y se encoge al describirlo), en la pancilla que llaman”.

No es la única centenaria a kilómetros a la redonda. En las inmediaciones de la iglesia de Hojancha está Panchita Castillo, quien acaba de cumplir 108 y se lo celebraron con un fiestón.

Dios mediante, dicen sus parientes, Pastora también tendrá fiesta el 7 de junio del próximo año, cuando llegue a los 106 años de vida.

–¿Ha sido feliz?

–En raticos, por lo menos, para estar viendo a la gente.

A Pastora la vienen a visitar, muy de vez en cuando, vecinos y extraños. Conversan un buen rato y, a modo de despedida, le piden varios güipipías que, Pastora, gustosa, lanza a todo galillo.