No son el principal grupo de riesgo, porque en su viaje hacia el norte llevan varios meses transitando a través del continente. Sin embargo, el solo hecho de ser africanos los marca con la etiqueta de “ébola”.
Esto sucedió con un hombre de Ghana , indocumentado, detenido por las autoridades migratorias hace ocho días, en barrio México, San José.
El color de su piel y su origen desencadenaron todo un despliegue policial y sanitario que dejó, a su paso, múltiples enseñanzas.
Una de ellas fue la necesidad de montar un plan regional para el control de esta población de migrantes.
Ya se sabe que Centroamérica es de paso obligatorio para estas personas, que viajan en busca de entrar a Estados Unidos. Este plan regional ya está en proceso.
La otra lección es la urgencia de que las autoridades de Fuerza Pública, la Policía de Migración, el Ministerio de Salud y la Caja coordinen mejor el tratamiento y traslado de eventuales casos sospechosos de ébola. Esto echó a andar con más rapidez esta semana.
Aunque el hombre no tenía ninguna enfermedad de cuidado, las denuncias sobre el manejo del caso obligaron a los cuerpos de socorro y a las autoridades de Salud a repasar el protocolo.
La viceministra de Salud, María Esther Anchía, dijo que el riesgo de ébola en estas personas es mucho menor que el que podría haber en puntos legales de entrada, como aeropuertos.
“No llevan días, sino meses cruzando el continente, así que es poco probable que vengan incubando el virus. Se envió la información de que cualquier indocumentado, antes de ser llevado a la Policía de Migración, debe ser llevado a un centro de salud para su respectivo chequeo”, agregó.