Falta de equipos obliga a 800 enfermos de cáncer a esperar meses por tratamiento con radioterapia

CCSS admite crisis, que se complicó con salida de operación de la bomba de cobalto del Hospital San Juan de Dios hace tres semanas

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La lista de espera para recibir radiación con acelerador lineal en la Caja asciende a casi 800 enfermos de cáncer, quienes deben aguardar hasta tres meses para tener su primer tratamiento cuando el tiempo máximo ideal en la mayoría de los casos no debe superar las dos semanas.

La cantidad de pacientes y los tiempos prácticamente se han duplicado en el último año, reconocen autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y especialistas en Radioterapia.

Esta situación la atribuyen, entre otras causas, a la limitada cantidad de equipos –solo hay cuatro aceleradores lineales para atender una demanda creciente, y se requieren al menos diez–, y al mayor uso de nuevas tecnologías incorporadas en la atención de los enfermos, las cuales solo están disponibles en dos de los aparatos que operan.

Sin embargo, la principal razón sigue siendo la falta de aparatos y la poca celeridad de los procedimientos para realizar las compras de nuevos equipos.

La cantidad de cuatro aceleradores lineales disponibles no ha aumentado desde hace 14 años, cuando la CCSS adquirió el primero de estos equipos (2004).

Los aceleradores eliminan tumores con el uso de radiación. Son utilizados tanto en personas que han sido sometidas a operaciones o en aquellas a quienes sus tumores no les permite pasar por el quirófano.

El número de aparatos para dar tratamiento aumentará, si hay suerte y se cumplen los plazos, hasta comienzos de la próxima década.

Para el 2020, la CCSS tiene planificada la construcción de un centro donde instalará dos aceleradores para atender a los pacientes oncológicos de los hospitales Geriátrico, San Juan de Dios y Nacional de Niños. La institución también planea dar otros dos equipos al Hospital Calderón Guardia en el 2021.

Mientras eso sucede, hay 796 enfermos de todas partes del país haciendo fila por un cupo en el servicio de Radioterapia del Hospital México.

Para tener acceso al acelerador lineal los pacientes deben pasar antes por un proceso que incluye los siguientes pasos:

- Cita con el médico especialista en Radioterapia para que este profesional le indique el tratamiento.

- Realización de una tomografía que servirá de insumo para planificar la radiación.

- Planeamiento del tratamiento a cargo de médicos y físicos médicos, para localizar el área que se irradiará y se ubicarán órganos y tejidos sanos para proteger de la radiación.

- El tratamiento en sí, que consiste en varias sesiones según el tipo de cáncer y los objetivos del tratamiento (curativo o paliativo).

Estiven Arroyo Artavia, físico médico y jefe del área operativa de ese servicio, informó de que, al 26 de junio, 110 enfermos aguardaban su primera cita con el médico especialista en Radioterapia. Ese es el primer paso para definir el tratamiento.

Otros 435 hacían fila para hacerse una tomografía. Este procedimiento es clave para dar el siguiente paso: la planificación meticulosa del tratamiento, que implica la localización del tumor y la protección de áreas sanas.

En planeamiento, había 183 casos para esa misma fecha. Otros 68 habían concluido el proceso y solo esperan que los llamen para iniciar las sesiones de radiación. Sin embargo, ante la falta de suficiente espacio en los aceleradores deben resignarse a aguardar a que se libere un espacio.

Bomba 'de baja'

La situación se complicó en las últimas tres semanas, cuando dejó de funcionar la última unidad de cobaltoterapia que tenía la Caja en el Hospital San Juan de Dios.

Este equipo –conocido popularmente como bomba de cobalto– salió de operación por fallos en varios dispositivos no relacionados con la fuente de poder, aclaró Lisa Vásquez, vocera de la Gerencia Médica.

El cobalto es una tecnología ya obsoleta, que ha sido reemplazada paulatinamente por el acelerador lineal. El campo de irradiación de la bomba es mayor y, en consecuencia, más órganos y tejidos sanos quedan expuestos a la radiación.

Con el uso de esta tecnología los enfermos pueden sufrir más secuelas que las que tendrían si fueran irradiados en acelerador.

Sin embargo, ante la falta de suficientes aceleradores la CCSS ha tenido que recurrir a la bomba para el tratamiento de ciertos casos.

El viernes 22 de junio, confirmó Vásquez, la Caja oficialmente declaró de baja esta máquina para no volver a utilizarla más.

Como consecuencia, hasta la fecha, un centenar de pacientes del San Juan han sido referidos al México para que continúen con este tratamiento.

De ellos, 35 ya habían iniciado la radiación en la bomba pero vieron interrumpida su terapia por los fallos del equipo, con el riesgo que esto tiene para el control de la enfermedad.

Se está analizando la situación de cada uno de estos enfermos para decidir el paso a dar: si se adapta el tratamiento y se reinicia la radiación, o se toma otra medida.

"Todo lo que se ha construido para aliviar la emergencia de radioterapia es preocupados por la situación, que ya se venía analizando en el Consejo Oncológico Institucional (COI). El tema de la máquina de cobalto vuelve la situación más urgente", reconoció Vásquez.

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La funcionaria se refiere a los cinco escenarios que han tenido que activar para aliviar la crisis e intentar bajar la cantidad de pacientes y los tiempos de espera.

El primero de ellos es la entrada en funcionamiento de una junta conformada por médicos especialistas y técnicos, quienes serán los responsables de seleccionar entre esos 800 casos y los que sigan llegando, aquellos que son más urgentes de llevar al acelerador lineal.

Además, los cuatro aceleradores empezarán a funcionar 24 horas al día, de lunes a sábado, a partir de la próxima semana, cuando se abra un tercer turno para irradiar pacientes de 10 p. m. a 6 a. m.

Para ejecutar esta medida, la CCSS está negociando con un albergue, y también se está comunicando con los pacientes y sus familiares, con el fin de identificar cuáles podrían ser candidatos a llevar esta terapia en horas de la noche y madrugada.

La institución, aseguró Vásquez, está en la disponibilidad de pagar traslados en ambulancias, viáticos y albergue a los pacientes que así lo ameriten.

También está en proceso reiniciar la compra de servicios a terceros, pues se entró en negociaciones con la única empresa privada que figura como eventual proveedora en el país.

Se estudia la posibilidad de comprarles tratamientos (que los pacientes vayan al centro privado y se realicen la irradiación), o hasta de alquilarles el centro para que las terapias puedan ser dadas ahí con personal de la CCSS.

Otra posibilidad que se estudia es alquilar equipos de baja energía para instalarlos en el búnker que quedará ocioso en el San Juan y abrir ahí la posibilidad de atender pacientes.

Según Marjorie Obando Elizondo, jefa del Departamento de Hemato-oncología del Hospital México, son medidas para sostener el servicio por lo menos durante un año, que es el plazo en el que calculan llegarán tres equipos que podrían ayudar a desahogar la presión de la demanda.

Entre esos aparatos está un nuevo acelerador para el Hospital México, cuya donación se negocia con la Junta de Protección Social de San José (JPS).

También se espera la compra de un irradiador de componentes sanguíneos, que ayudaría a liberar el espacio del cual hoy se dispone en uno de los aceleradores para irradiar hemocomponentes. La compra de este equipo permitiría atender hasta 12 enfermos más por día.

"El tema de la máquina de cobalto vuelve la situación más urgente. Como hemos entendido que es urgente, todos estos escenarios están activados con equipos técnicos desarrollando cada uno de ellos", reiteró la vocera de la Gerencia Médica.

"Si bien es cierto esto podría ser una sorpresa, los que estamos acostumbrados a trabajar en un sistema de salud como el nuestro, estamos acostumbrados a la urgencia. Y la urgencia de hoy es radioterapia. Si no nos comportamos como una emergencia, serán 700 o más. Para nosotros es una emergencia", agregó.

Vásquez asegura que la institución está dispuesta a destinar el dinero que sea suficiente para garantizar la atención oportuna a todos estos enfermos.

"Estamos trabajando con la fe de que se activen todos los escenarios, pero también con el escenario oscuro de que no se active ninguno", admitió Vásquez.

A toda máquina

Actualmente, cada acelerador lineal trabaja 16 horas al día, con pacientes vistos hasta la medianoche.

Dos de esos equipos (el Varian 1 y Varian 2), irradian a 74 enfermos diarios cada uno.

Los otros dos aceleradores (Varian 3 y Varian 4), 48, pues en estos se concentran las técnicas especiales que obligan a los técnicos a reservar dos cupos por cada paciente pues se tarda más.

Son equipos que, según Estiven Arroyo, han trabajado al 100% o más de su capacidad.

En el 2016, contó, se tenía la expectativa de ver 2.310 pacientes en todo el año, pero terminaron viendo 2.581 con modificaciones que permitieron aumentar la cantidad.

"Esto que ha pasado no se debe a una mala gestión o que no se usen los equipos. Solo en el 2016 la 'ocupación’ del acelerador era del 102%", dijo Arroyo.

Para este año, la expectativa es atender 2.692 enfermos en los cuatro equipos, lo cual representaría un aumento del 16,7%; es decir, 386 pacientes más.

A partir de la próxima semana, estos aceleradores pasarán a atender pacientes las 24 horas.

Con esto, los equipos aumentarán su producción a 109 (Varian 1 y 2) y 91 sesiones al día (Varian 3 y 4), cada uno.

Aunque Arroyo garantiza la seguridad en los tratamientos debido a los dispositivos de alerta que tienen en caso de algún fallo, teme que de presentarse algún desperfecto ya no haya otro equipo de refuerzo para ver a los pacientes.

"Ahorita, si un equipo se detiene media hora, existe el margen de trasladar a los pacientes tratados ahí a otro de los equipos. Pero si ese tiempo de salida es demasiado grande, hay que comenzar a cancelar tratamientos, con el riesgo que esto conlleva para el paciente.

"Si están los equipos 24 horas y cualquiera se detiene media hora, no hay margen para actuar. Es una situación que no se debería dar y esperamos que no se dé, pero el riesgo existe. Si se lleva al equipo a su máxima capacidad, no hay margen de acción. Esto no es conveniente", advirtió Arroyo.

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Y esto es lo que está sucediendo ahora con los aceleradores. Ante la crisis, cada equipo se está llevando más allá de su capacidad.

"Ya hay sobrecarga. En ningún lugar del mundo los equipos trabajan 24 horas. En España trabajan de 8 a. m. a 3 p. m. Lo bueno de esto es que esto está muy controlado, no es que por estar recargado vaya a pasar algo malo (algún accidente con pacientes).

"Lo que pasa es que si el equipo iba a durar 10 años ahora dura cinco. La institución tiene que entender que el equipo va a tener un desgaste mayor", agregó el físico médico.

Información a pacientes

Lisbeth Cordero Méndez, jefa del servicio de Radioterapia de ese centro de salud, dijo que la situación ya fue informada a los médicos para que ellos, a su vez, informen a los pacientes.

"En este momento, como servicio estamos haciendo lo que está en nuestras manos para incrementar la capacidad para dar tratamiento. Estamos atravesando por una situación complicada que se agrava por la situación del San Juan de Dios, que nos ha llevado a desarrollar tiempos de espera más altos de los que quisiéramos. Hacemos un llamado para que quienes puedan asistir en el tercer turno, nos lo hagan saber", dijo Cordero.

La funcionaria asumió en diciembre. Desde entonces, aseguró, empezó a revisar el tema de las listas de espera, cambiando incluso la forma de medirlas. Fue cuando las cifras les permitieron corroborar lo que ya se percibía: un incremento de los pacientes y los plazos de espera.

"Somos conscientes de que los tiempos que ahorita estamos dando tienen que mejorarse. Se están haciendo todas las gestiones necesarias con la Gerencia Médica, buscando las estrategias para que no se prolongue el tiempo de espera para iniciar el tratamiento en máquina", dijo Marjorie Obando Elizondo, jefa del Departamento de Hemato-oncología del México.

Pacientes que ya están recibiendo radioterapia y que fueron consultados por La Nación este miércoles, aseguran no haber sido enterados de esta situación.

Para ellos, el tiempo transcurrido entre la operación, la quimioterapia y la radioterapia "es normal", así hayan sido varios meses.

María Monge Morales, de 57 años, vecina de Pocora de Guápiles, en Limón, tiene cáncer de mama.

"Tardaron lo normal. Me operaron en diciembre, y he llevado un proceso. Yo considero que sí me han atendido rápido. En febrero fue cuando la doctora me dijo que necesitaba la radioterapia", comentó mientras esperaba recibir su primera sesión en el acelerador.

Monge tuvo que esperar cuatro meses para recibir radioterapia. Le darán 15 sesiones en su mama izquierda.

Trinidad Castillo Ureña acumulaba 17 sesiones el 26 de junio para un cáncer de garganta. Es paciente del Hospital San Juan de Dios. "Me han atendido rápido en los dos hospitales, no tengo nada de qué quejarme", dijo esta vecina de Pérez Zeledón, de 67 años.