Cuatro religiosas se convirtieron en las primeras enfermeras de Costa Rica, hace 146 años

Hermanas de la Caridad llegaron al país en 1873 contratadas por la Junta de Caridad de San José; Congreso Nacional de Enfermería las recuerda con una exhibición

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Cuatro religiosas de las Hermanas de la Caridad se convirtieron en las primeras enfermeras de Costa Rica al trabajar en el Hospital San Juan de Dios desde 1873, cuando ingresaron por primera vez al país procedentes de Guatemala.

Las religiosas se hicieron cargo por más de un siglo de la atención de enfermos, la administración del hospital y la enseñanza de la Enfermería.

Este hospital recreará la estadía de esta orden durante el Congreso Nacional de Enfermería que se realiza desde este lunes en el Hotel San José Palacio.

La exposición, abierta al público de 8 a. m. a 3:30 p. m., termina este miércoles 15 de mayo.

En ella, se recrea un antiguo salón del hospital, con un catre, lámpara de parafina, y un pichel con las insignias de la Junta de Caridad, hoy Junta de Protección Social (JPS).

La directora de Enfermería del Hospital San Juan de Dios, Virian Mejías Padilla, explicó que esta disciplina tiene sus orígenes en Francia con Luisa de Marillac, que también es el inicio de las Hermanas de la Caridad.

Actualmente, el San Juan y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tienen profesionales en Enfermería con diversos grados de especialización.

El ingreso de estas religiosas enfermeras se empezó a coordinar en 1871, cuando el tesorero de la Junta de Caridad de San José, Ramón Quirós, viajó a Guatemala para firmar un contrato que permitiera el ingreso de las mujeres aquí.

Entre los compromisos asumidos en ese documento, se establece que las cuatro religiosas serán mantenidas por el establecimiento, “el cual también costeará el lavado de ropa y la preparación de una habitación con los muebles necesarios. Cada una de ellas recibirá cien pesos al año para vestuario y otros gastos”.

El historiador Carlos González Pacheco cuenta que también la Junta se comprometió a costear los gastos de entierro en caso de fallecimiento, y a celebrar una misa cantada y tres rezadas “por el descanso de su alma”.

Las religiosas, por su parte, quedaron obligadas a administrar la dirección del hospital, “sobre todo lo tocante al orden y a la moralidad”, para lo cual tendrán en su poder todas las llaves del edificio.

Las primeras Hermanas de la Caridad que ingresaron a laborar al Hospital San Juan de Dios fueron sor Encarnación Aranda y sor Petra Lomell, ambas mexicanas; sor María Patrocinia Ortega, guatemalteca, y sor Melanie Mathieu, francesa.

La encargada de la ropería tenía que supervisar y asesorar a las costureras y lavanderas, además de entregar y contar la ropa y vendajes, verificar la ropa que se lavaba y estar pendiente de renovarla, relató el historiadorr.

La responsable de la despensa, tenía que llevar un libro en donde se apuntaban todos los artículos que se requerían y se gastaban en el hospital, lo mismo que estar pendiente de su surtido.

Durante los primeros años, se llegaron a registrar gastos diarios de cien pesos en huevos, dos quintales de carne, diez pollos diarios, cien libras de tapa de dulce, dos quintales de azúcar, 10 libras de pescado, 25 libras de café, dos arrobas de cacao, dos arrobas de arroz, dos cajuelas de frijoles, 40 colones diarios de pan, un saco de chayotes, dos quintales de manteca al mes y tres carretadas de leña por semana.