Una mancha blanca y una pasta pegajosa entre los adoquines y en los pisos de los autobuses josefinos. Ese es el saldo de esta semana, cuando ciudadanos y vendedores ambulantes han vuelto a lanzar confeti en las calles, a pesar de que desde el 2007 se prohibió hacerlo.
Por mucho tiempo, el llamado “avenidazo” motivaba a familias completas a acudir a la capital a lanzarse confeti entre sí; sin embargo, desde hace siete años la Municipalidad decidió terminar con esa costumbre por razones higiénicas y de salud.
Con base en recomendaciones del Ministerio de Salud, el Ayuntamiento consideró que era peligroso que muchas personas recogieran el confeti sucio del suelo y lo volvieran a lanzar, o lo tiraran directo a los ojos de otros y los lastimaran. Además, se dieron casos de males respiratorios por obstrucción con esos minúsculos papeles.
“Desde el 2007 está prohibido lanzar confeti. Desde el sábado encontramos lanzamiento en el bulevar de la avenida central. Hemos procedido al decomiso de confeti a vendedores y a notificarles a quienes lo lanzan. Eso sí, es una práctica en disminución”, dijo a La Nación Marcelo Solano, director de la Policía Municipal.
“El ‘avenidazo’ me parece una tradición bonita, pero sin confeti. El confeti, junto con el agua de lluvia de estos días, se convierte en una costra que se adhiere a los adoquines de la avenida central, de tal forma que acompaña a los peatones durante semanas y hasta meses (y no es exageración).
”Además, se convierte en una ‘cáscara de banano’ que pone en peligro a quienes transitan por ahí”, aseguró Roberto Guzmán, líder del proyecto Chepecletas.
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El tradicional “avenidazo” con confeti había sido restablecido por la Municipalidad en diciembre del 2003, luego de que el lanzamiento de este producto estuviera suspendido durante 15 años. En el 2007, se volvió a prohibir, pero aún hay personas que lo hacen.