¿Concierto de rock? ¡No! Eran cientos de jóvenes cartagineses en fila para vacunarse

Tras anuncio de CCSS de bajar edad a 20 años, muchachos soportaron frío y lluvia en afueras de TEC y CUC con tal de obtener una dosis contra la covid-19. Abundan quejas por falta de sanitarios y seguridad

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Más parecía la fila para entrar a un concierto de rock. Lo cierto es que se trataba de cientos de veinteañeros de Cartago que desde la noche del miércoles llegaron con la esperanza de lograr una de las 500 fichas que repartirán este jueves para vacunarse contra la covid-19.

A las 11 p. m. de este 28 de julio las filas ya eran extensas tanto en los alrededores del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec) como del Colegio Universitario de Cartago (CUC), donde se instalaron los vacunatorios.

Este jueves y viernes se repartirán 500 fichas diarias. Se espera que el sábado haya disponibilidad para vacunar a unas 800 personas.

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La gran afluencia de jóvenes se dio luego de que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) oficializó la reducción en la edad permitida para aplicarse la dosis contra la covid, que ahora es a partir de los 20 años, aunque todo depende de la disponibilidad de vacunas.

Cada área de salud organiza la vacunación según la programación local, por lo que algunos centros puede que aún este jueves continúen dando prioridad a las personas de 30 años y más.

Los interesados deben permanecer atentos a las redes sociales y a los informes oficiales de su centro de salud.

Con frío y lluvia

La noche del miércoles, aunque despejada en la Vieja Metrópoli, estaba bastante fría por lo que se observaban abrigos gruesos, gorros, fundas y muchas cobijas.

Se podían observar varios grupos hasta de diez jóvenes, sin mantener la distancia entre ellos, que se pusieron de acuerdo con otros familiares y amigos para irse a vacunar.

Más que una campaña de vacunación, parecía como si todos se preparaban y hacían fila para ir a un concierto o algún evento masivo, incluso podía compararse con la romería.

Se observaban mesas, sillas, bolsas con golosinas, hamburguesas, sándwiches, café, chocolate y hasta no faltó quien llevara su tienda de campaña.

Los primeros en llegar fueron Aarón Montoya Esquivel, de 15 años, y su tío Julio Esquivel Garay de 24 años, quienes empezaron la fila después del portón de ingreso al Tec a las 3 p. m. del miércoles.

Entre risas, contaron que no han permitido que nadie se les llegara a colar.

“Somos de San Blas de Cartago y trajimos lo básico: un par de abrigos y comida. Él (Aarón) se vino para cuidarle el campo a la mamá, de 35 años (hermana de Julio), que está trabajando pero cuando ella llegue aquí él se va para la casa en carro.

“Es muy importante esta vacunación porque pasamos por una crisis demasiado complicada en salud y a nivel económico y mínimo debemos aprovechar esta oportunidad porque muchos quisieron haberlo podido hacer y no fue posible...

“Es importante protegerse uno y a los demás, en mi núcleo familiar ninguno se ha contagiado, pero sí tuvimos una tía bastante grave“, comentó Esquivel.

Una hora después (4 p. m.), llegaron las primas Mariana Castillo Fonseca, de 22 años, y Andrea Jiménez Castillo, de 23 años, vecinas de El Guarco.

Las primas aseguran que después de las 6 p. m. empezó a llegar gran cantidad de personas.

”Por medio del Facebook nos enteramos de que ya nos podíamos venir a vacunarnos. Vamos a esperar un montón de horas y aguantar frío pero vale la pena porque vamos a recibir la vacuna y si en algún momento nos llegara a dar covid voy a estar un poco más protegida. En nuestras familias papás y abuelitos ya están protegidos.

“Venimos bien preparadas con abrigos, gorro, paraguas, comida (hamburguesa, galletas y agua). Más tarde nuestros papás nos vienen acompañar un rato y nos traen cobijas”, comentaron.

Sin duda alguna, estos cuatro jóvenes obtendrían como recompensa su vacuna y un recuerdo que guardar de todas las horas que tardaron para poder obtenerla.

Largas esperas

Muchas personas se han quejado de las condiciones en las que deben esperar, pues quedan fuera de las instalaciones aguantando frío y lluvia sin un techo que los salvaguarde.

Se quejan porque no tienen acceso a un servicio sanitario por lo que algunas señoras optan por orinar en los caños para no perder la fila. Tampoco tienen lavamanos o un tubo con agua potable para mantener las medidas de higiene.

La falta de seguridad es otro reclamo. Según dicen, la Fuerza Pública no realiza rondas aunque sea de vez en cuando.

Las personas se lamentan que existiendo lugares como el Polideportivo de Cartago y gimnasios de colegios como el del San Luis Gonzaga no se aprovechen para este tipo de situaciones, a pesar que no se están utilizando actualmente.