Chef cayó en moto a hueco y está vivo de milagro

Pavel Zipfel Castro volvía a su casa la noche del 9 de enero cuando su motocicleta derrapó en unas obras que hacían en la calle principal de Curridabat

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El chef Pavel Zipfel Castro, de 36 años, confía en que su condición de deportista (practica calistenia) le ayude a recuperarse rápidamente de la luxación del fémur y las fracturas en cadera y rodilla derechas sufridas la noche del 9 de enero del 2023, al caer con su moto en un hueco sobre la carretera que va de Curridabat a La Unión, a la altura de La Galera.

Una semana después del accidente, el 17 de enero, Zipfel se recobraba de una operación en la cadera realizada en el Hospital del Trauma. Este vecino de Villas de Ayarco, quien tiene diez años de ser chef, reconstruyó la historia del percance en la cual reconoce que está vivo de milagro.

El accidente del 9 de enero es el primero grave que sufre como motociclista, contó. Desde joven, le apasionan las motos por pura adrenalina, dice, y ha tenido bastantes con las que sufrió algunas caídas y raspones al salir a recorrer la montaña, pero nada de la magnitud de lo vivido a inicios de año.

“Tengo toda mi vida de vivir en Villas de Ayarco. El acceso a la montaña es bastante fácil desde ahí, y siempre anduve por los senderos de la Carpintera en moto. Por todo lado, tengo cicatrices, pero nunca me había quebrado en moto hasta ahora”, comentó.

Su moto Suzuki 125 modelo 2010 quedó convertida en un acordeón y es una de las evidencias del milagro viviente en que se convirtió. La recuperación, con terapia incluida, se la calcularon en unos cuatro meses.

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Pero Pavel Zipfel espera que su relativa juventud y buena condición física le ayuden a cortar sustancialmente ese tiempo. Tiene dos hijos, de 5 y 3 años, quienes dependen de él y, aunque el accidente lo cubre una póliza de riesgos del trabajo, necesita volver a laborar lo más pronto posible.

Obras en la vía

“Cuando pegué en la base del poste, caí como sentado y no me pude mover más. Era demasiado el dolor. Nunca había sentido tanto dolor en mi vida, la verdad.

“Yo me vi la rodilla diferente y para no causar otro tipo de lesión me quedé sentado. Me salvé porque en ese momento iba bajando un muchacho en un carro, quien me auxilió y llamó a la ambulancia”, cuenta Zipfel.

El accidente ocurrió alrededor de las 10:30 p. m. del 9 de enero. Él venía de su trabajo en un restaurante, pero decidió pasar a un supermercado por algunas cosas que necesitaba.

“Mi ruta es de San Pedro (de Montes de Oca) hacia Villas de Ayarco, pero ese día me desvié. No estaba señalizado. Pienso que lo que había en la calle eran obras municipales o del MOPT (Ministerio de Obras Públicas y Transportes). De La Galera hacia el oeste, hacia San Pedro. Ese fue el sitio del accidente”, precisó.

Cuenta que manejaba tranquilo, y no iba a gran velocidad. Sí un poco cansado porque ese 9 de enero empezó a trabajar temprano en su otra pasión: la mecánica.

“De pronto vi unos huecos y perdí el control de la motocicleta. Yo recuerdo ir volando y vi la motocicleta hacia abajo, y me fui 20 metros rastrillado. Un poste de electricidad con una base de cemento fue lo que me apañó. Fue lo que me hizo las heridas más graves: se me luxó el fémur, lesiones en la cadera, y la rodilla derecha”, relata.

Como suele pasar en la mayoría de los accidentes de tránsito, la ambulancia traslada al paciente al hospital de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) más cercano. En el caso de Zipfel, lo llevaron al Calderón Guardia, en la capital.

Ahí estuvo dos días y luego lo refirieron al Hospital del Trauma, administrado por el Instituto Nacional de Seguros (INS), en donde le hicieron una primera operación el 16 de enero. Le corrigieron la fisura de pelvis y el acetábulo, que es lo que recubre el hueso del fémur en la cadera. Le pusieron una placa y varios tornillos.

Recuperarse de esa operación es lo que consumirá, al menos, cuatro meses. Hasta antes del accidente, Pavel Zipfel vivía solo en su casa. Es probable que en este proceso requiera asistencia, pues no puede valerse por sí mismo.

Al mirar en retrospectiva, en enero todavía le costaba asimilar lo que le sucedió.

“Es difícil porque yo tengo bastante experiencia manejando; porque mi moto además estaba bien, con todas las luces, yo no iba rápido. No sé si uno anda confiado o tal vez cansado por las horas laborales.

“Pero siempre uno tiene que andar con muchísimo cuidado, no pensé que fuera a tener un accidente de esa magnitud. Siempre andaba preparado porque a uno le puede salir un carro dando una vuelta en ‘U’ o saltándose un alto. Uno tiene buenos reflejos y la he librado muchas veces”, dijo.

Esta vez, también la libró. Está vivo y en proceso de recuperación. No todos los motociclistas tienen la oportunidad de contar su historia después del accidente.