La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en un intento por reducir los costos institucionales en la compra de audífonos para población con dificultades auditivas, dispuso que sus centros de salud liciten estos servicios a un único proveedor. Esta medida limita la libertad de elección que estos pacientes tenían hasta ahora para seleccionar las casas proveedoras de sus aparatos.
La posibilidad de escoger un proveedor de audífonos era un beneficio que estos pacientes disfrutaron durante años y les permitía acceder no solo a las mejores prótesis auditivas disponibles, sino también recibir acompañamiento técnico durante el proceso de adaptación a los aparatos, sin tener que enfrentar listas de espera, como temen que ocurra ahora.
Varios pacientes, respaldados por la Cámara Costarricense de la Salud, una organización que agrupa a decenas de centros privados, incluyendo empresas de audiología que ofrecen estos servicios a la Caja, manifestaron su descontento con esta medida.
“Me angustia la situación porque en mi caso la pérdida auditiva es de familia. Nosotros hemos recurrido a la clínica auditiva que tiene 20 años de ver a mi mamá. Lógicamente, hay una cuestión de confianza. Yo pienso qué va a pasar cuando me digan que no pueda ir ahí y tenga que ir a otro lugar”, manifestó la docente de preescolar, Rocío Longhi Garita, de 49 años.
Longhi, vecina de Pavas, en San José, asegura que la receta que le dio la Caja para sus dos prótesis auditivas también le dio acceso a un servicio de primera calidad, con atención de consultas casi en tiempo real, por el tiempo que lo necesite.
“¿Qué va a pasar cuando vaya a una nueva clínica y me digan que me pueden ver hasta en dos meses? Conozco pacientes que tienen dos años esperando prótesis auditivas trabajando en condiciones de angustia”, enfatizó la docente.
Según la Cámara, citando a la Encuesta Nacional de Discapacidad del 2018, en Costa Rica hay 91.000 personas con baja audición que padecen discapacidad. A estas se suman otras 81.000 personas que tienen baja audición, pero no están en situación de discapacidad.
Propuesta de contratación
Los procesos de licitación para el suministro de audífonos ya se hicieron en cinco centros de salud de la Caja: los hospitales Max Peralta (Cartago), William Allen (Turrialba), Enrique Baltodano, en Liberia (Guanacaste), y las clínicas metropolitanas Carlos Durán, en barrio Vasconia y Clorito Picado, en Cinco Esquinas de Tibás, informó Massimo Manzi, vocero de la Cámara.
“Estos procesos están yendo en dirección equivocada: siempre con un solo proveedor, sin libertad de elección. Esto ha generado problemas en las listas de espera y la entrega de audífonos que no satisfacen todas las necesidades”, advirtió Manzi.
Desde hace muchos años, explicó, la atención que da la CCSS a este grupo de pacientes es mediante un esquema tercerizado.
Esto significa que los pacientes acuden al médico especialista en Otorrinolaringología, quien les da una receta para los audífonos, y luego ellos acuden a una clínica privada de audiología de su libre elección para obtener las prótesis auditivas.
La técnica en Audiología, Francella Bustos, informó que el importe que les da la CCSS es de hasta ¢588.000 para adaptaciones bilaterales (dos audífonos). Junto con la receta que reciben los pacientes se les proporciona una lista de proveedores.
“A criterio nuestro, y es algo compartido por los pacientes y hasta por la Defensoría de los Habitantes, es que este ha sido un esquema beneficioso porque da libertad de elección a los pacientes, quienes pueden escoger la clínica más cercana y a su audiólogo de confianza, con un servicio integral”, reiteró Massimo Manzi.
El vocero de la Cámara reconoce que, a pesar de lo anterior, este esquema tercerizado tiene que mejorar, y esto ya se lo han comunicado a la Caja.
Los dos principales refuerzos deben ir en dirección de establecer un proceso más estricto de precalificación de proveedores, y una auditoría más estricta en el cumplimiento del protocolo de atención. Esto con el fin de que los beneficiarios de audífonos reciban la mejor tecnología y servicio posibles.
La Cámara propone a la Caja una contratación bajo un modelo por demanda, con precalificación de las casas proveedoras, que se adjudique a múltiples marcas y se asegure que todas cumplan con las fichas técnicas, los protocolos mínimos de atención y los requisitos de experiencia y calidad.
“Estábamos en reuniones pero la CCSS no ha tomado la decisión en relación a cuál camino tomar hacia ese nuevo modelo. La preocupación debería ser no solo los ahorros sino también la calidad de la atención”, dijo Manzi.
Francella Bustos confirmó que para ser proveedor en Audiología del Seguro Social no hay ningún filtro ni requisitos. Cualquier profesional en Audiología, explicó, puede inscribirse en la Caja y obtener un número de proveedor.
“Ahí es donde no podemos evaluar si las clínicas están ofreciendo un producto de calidad. Además, no hay un protocolo de la CCSS que les exija características técnicas sobre las prótesis auditivas que se pueden ofrecer a nivel de la CCSS.
“Si bien es cierto la prótesis es un bien que la CCSS da al paciente, debe ir de la mano de un servicio porque se requiere un proceso de rehabilitación, que dura aproximadamente dos años. El tratamiento se da al mes, tres meses, a los seis meses y al año: comprende ajustes de volumen y de algunos programas. Esto requiere un acompañamiento”, explicó la técnica en audiología.
Desde el martes 11 de julio, La Nación solicitó a la oficina de prensa de la CCSS una entrevista con algún vocero institucional sobre este tema, pedido al cual se le dio trámite.
Al no haber respuesta, el viernes 14 de julio este medio volvió a preguntar por la gestión, pero al cierre de esta nota no se había informado de un vocero institucional.