Baja levemente cifra de enfermos de coronavirus en hogares de ancianos y no han vuelto a morir residentes

Fallecimientos se mantienen en 19; Hogar Paz y Bien, en Goicoechea, se suma a lista de 15 centros al confirmar 11 casos positivos, según informe semanal de Conapam

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El Hogar Santiago Crespo, en Alajuela, ha logrado contener y mitigar el brote de covid-19 que se desencadenó en ese centro desde mediados de julio, y que provocó la muerte de ocho de sus residentes y la infección con el coronavirus de 128 adultos mayores.

El último caso positivo se confirmó el 21 de agosto en uno de los funcionarios que cuida a esta población. No se han vuelto a reportar enfermos entre los adultos mayores, ni más muertes, pero no se pudo declarar cerrado el brote como se esperaba este 27 de agosto, debido a la aparición del último caso positivo, hace una semana.

El Hogar tendrá que esperar 28 días más, cruzando los dedos para que no aparezcan más contagios y cerrar el primer capítulo de una lucha que apenas comienza para este centro y para los 76 hogares de larga estancia de todo el país. De ellos, 15 han reportado casos desde finales de julio.

Según el más reciente reporte semanal del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), del 26 de agosto, a la lista de hogares con casos se sumó en la última semana el Hogar Paz y Bien, ubicado en Goicoechea, San José.

Este último contabilizó tres colaboradores contagiados con el nuevo coronavirus y ocho de los 42 adultos mayores residentes positivos por covid-19. Los demás aparecen como casos sospechosos.

Hasta el 27 de agosto, Conapam registra 144 casos positivos acumulados desde julio, más 129 sospechosos entre los 1.033 adultos mayores a quienes se atiende en los 15 hogares de larga estancia.

Una semana atrás, el reporte ascendía a 153 confirmados entre los adultos mayores, aunque el número de sospechosos era menor: 67 personas.

La población laboral de esos hogares también ha sido afectada.

Es considerada, de hecho, como la principal puerta de ingreso de la covid-19 a estos centros, pues la población adulta mayor difícilmente sale, y desde marzo están prohibidas las visitas de familiares y de otras personas, como voluntarios.

En total, hasta el 26 de agosto, de los 804 funcionarios responsables del cuido en estos 15 hogares, 74 clasificaban como casos sospechosos de covid-19, mientras 35 tenían confirmación.

La lista de hogares afectados hasta ahora es la siguiente:

- Asociación Hogar de Ancianos Casa Nazareth.

- Asociación Hogar Carlos María Ulloa.

- Asociación Vicentina de Escazú.

- Asociación Hijos de Nuestra Señora de los Desamparados.

- Asociación Albergue de Ancianos de San Miguel de Desamparados.

- Casa Hogar San José Hermanas de Sión.

- Hogar Paz y Bien.

- Asociación Hogar para Ancianos Presbítero Jafeth Jiménez Morales, de Grecia.

- Asociación Hogar de Ancianos Santiago Crespo Calvo, de Alajuela.

- Asociación Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl, de San Carlos.

- Asociación Benéfica Hogar de Ancianos José del Olmo.

- Asociación Centro para Ancianos San Agustín.

- Fundación María.

- Asociación Asilo de la Vejez, de Cartago.

- Hogar NOA, en Limón.

En otras partes del mundo, la llegada de la covid-19 representó una alta mortalidad entre la población residente en los hogares de larga estancia, llamados hogares de ancianos.

En Costa Rica, las 19 muertes se concentran en el Hogar Santiago Crespo, con ocho decesos ahí; en la Asociación Vicentina de Escazú, en donde fallecieron 10 personas, y en la Casa Hogar San José Hermanas de Sión, donde falleció uno de los residentes.

Cadena de aprendizajes en Alajuela

La tarea no ha sido sencilla ni para el Santiago Crespo ni para los equipos de salud que han dado soporte en la intervención realizada desde el 22 de julio, un día después de que se notificara oficialmente el primer adulto mayor infectado ahí con SARS-CoV-2.

Han tenido que realizar una inversión millonaria, que roza los ¢50 millones, y que podría alcanzar los ¢225 millones en los próximos seis meses, si continúan apareciendo enfermos.

Uno de los primeros aprendizajes en el manejo de los brotes en estos hogares de ancianos tiene que ver con la necesidad de que los funcionarios que tengan síntomas reporten la situación con el tiempo suficiente para detectar contactos, aislar y contener la diseminación del nuevo coronavirus.

En el caso del Hogar Santiago Crespo, por razones que no han trascendido, el funcionario que acudió por consulta desde el 16 de julio a un Ebáis de Turrúcares, no reportó que tenía síntomas.

La Clínica Marcial Rodríguez, que da soporte en atención en salud al Santiago Crespo, se entera del brote el 21 de julio, cuando vía WhatsApp le informan a la médica epidemióloga de la clínica que en el Hospital San Rafael de Alajuela están atendiendo a un adulto mayor del Hogar.

“El funcionario del Hogar que tuvo síntomas y consultó el 16 de julio, lo encontramos nosotros. Consultó por diarrea y náuseas en un Ebáis de Alajuela oeste, y él no notificó a sus jefaturas. Esto impide hacer un abordaje de todos los contactos, se hace una propagación.

“Cuando la Marcial se da cuenta, es porque el hospital de Alajuela nos pone un WhatsApp con el resultado del paciente institucionalizado, ese martes 21 de julio. El miércoles siguiente, nos trasladamos y ya no es solo ese paciente: son ocho más que habían empezado con síntomas días antes del que estaba hospitalizado”, relató la epidemióloga de la Marcial Rodríguez, Alejandra Villalobos Esquivel.

Para la especialista, el primer “gran error”, como lo califica Villalobos, fue que el funcionario no avisara al Hogar. El segundo, fue no avisar que tenían pacientes con síntomas respiratorios, agregó.

El director médico de la Marcial Rodríguez, Mario Ávila Núñez, considera que la intervención que se hizo desde marzo, no solo de ese hogar sino también de otros centros que cuidan personas de alto riesgo, sirvió de alguna manera para evitar una aparición temprana de contagios y para que también en el Hogar Santiago Crespo supieran qué hacer frente a casos sospechosos.

El Hogar, por ejemplo, ya tenía dispuesta un área de aislamiento para este tipo de pacientes.

“Nosotros (CCSS) entramos el 22 de julio con el Ministerio de Salud, a dar más indicaciones y ordenar mejor la situación interna. El fallo aquí, si se puede hablar de fallo, es que no se supo hasta el día 21 del señor que había dado positivo, y que aparentemente hasta trabajó enfermo porque no tenía síntomas.

“Lo importante es que la intervención que se hizo logró que un lugar donde vivían 208 adultos mayores se lograra contener esto y que solo tuviéramos ocho fallecidos. Lo principal es que se logró hacer una contención adecuada. El Ministerio de Salud habla de 12,5% de posibilidades de mortalidad en situaciones como esta”, agregó Ávila.

La preocupación de los médicos es que la contención que se ha logrado hacer, con una inversión muy alta, no logre ser sostenible en el tiempo, dadas las limitadas capacidades económicas de un centro como este.

“En este momento, está contenido. La fe es que no haya más decesos, pero esto depende de la parte económica que pueda conseguir el Hogar para mantener la estructura de atención que tienen ahora. Pero no sabemos si cuando termine esto será posible que lo sostengan”, advirtió Villalobos.

José Luis Pacheco Murillo, asesor legal y colaborador del Santiago Crespo, aclara que no quiere entrar en polémicas sobre cómo se manejó el caso.

“Yo estuve involucrado inicialmente en el tema de la urgencia de dar aviso sobre lo que estaba sucediendo. No queremos entrar ni en conflicto con el personal de la Clínica, ni con nadie. Consideramos que el manejo que se dio fue el adecuado.

“Ese FODA (análisis de las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas) se ha realizado y creemos que en lo que fallamos fue en el tema de llamadas, que no quedaron debidamente registradas para demostrar las cosas. Hemos evaluado la necesidad de ser más claros con el tema de comunicación”, comentó.

En el Hogar, reconoció Pacheco, preocupa el tema económico. Aquí manejan un presupuesto anual de ¢1.400 millones, alrededor de ¢117 millones mensuales, con entradas que se han venido reduciendo porque los aportes de instituciones como la Junta de Protección Social (JPS) también han caído por la pandemia.

“Pasamos de ¢15 millones por mes a ¢1,3 millones. Por dicha, la comunidad alajuelense ha respondido al llamado. La Junta Directiva está haciendo los esfuerzos necesarios para buscar más donaciones y opciones de adquisición de materiales y demás con precios más cómodos, pero la verdad, es que esperamos que Conapam pueda meter el hombro y solventar”, agregó Pacheco, para quien ese es, por ahora, el único plan B.