7.000 heredianos serán intervenidos en los próximos 20 meses

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Los diez quirófanos del Hospital San Vicente de Paúl (Heredia) no paran de operar de 7 a. m. a 10 p. m., todos los días.

La jornada vespertina se autorizó a partir del 1.º de agosto y por los próximos 20 meses, para desahogar en 7.000 pacientes una lista de espera que supera las 12.000 personas.

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No fue tarea fácil convencer a la CCSS. Primero, tuvieron que comprometerse a mejorar la gestión quirúrgica diurna, para obtener la aprobación de la jornada vespertina.

También, debieron demostrar con datos que estaban mejorando indicadores de gestión quirúrgica.

“No hay que pasar los vicios de la jornada ordinaria a la extraordinaria”, aclaró el subdirector del hospital, Mario Ruiz Cubillo, a cargo del proyecto.

“Debemos garantizar que en las mañanas se trabaja al máximo y tener los controles para asegurarlo”, agregó Priscila Balmaceda Chaves, médica asistente de la Dirección hospitalaria.

Este hospital realizó un exhaustivo estudio que presentó a la Junta Directiva de la CCSS, para que le aprobaran los ¢3.624 millones que costará el proyecto de jornadas de producción quirúrgica.

Entre los datos que aportó se encuentran mediciones sobre el costo de desperdiciar alguno de sus quirófanos.

El San Vicente de Paúl tiene diez salas de operaciones. Cada recinto desocupado por hora cuesta ¢360.000. El valor de subutilizar estos quirófanos al año supera los ¢5.000 millones.

Proyecto. El director médico del San Vicente, Roberto Cervantes, dice que la capacidad resolutiva actual del centro es reducida para dar abasto con el crecimiento de la demanda y la obligación de sacar las listas de espera en la jornada ordinaria, ahora con un nuevo sistema de priorización de casos ordenado por la CCSS.

La implementación de estas jornadas de producción quirúrgica implica todo un operativo: desde la depuración de las listas, hasta llamar a cada uno de los pacientes –varias veces– para citarlos y prepararlos para el procedimiento, con información y con exámenes previos.

Balmaceda asegura que el hospital lleva un control estricto para verificar que se está mejorando la gestión del día, pues en el momento en que se detecten debilidades en la jornada ordinaria, se suspendería el programa vespertino.

Las metas, aseguran, están claras. Entre ellas, usar cada sala al menos seis horas al día, lograr un 95% de satisfacción entre los usuarios de los servicios y no bajar de un 90% el porcentaje de ejecución de operaciones, según lo programado.

Las proyecciones realizadas para este proyecto indican que de no realizarse las jornadas vespertinas, el tiempo promedio de espera en abril del 2018 sería de 487 días, contra 293 días como resultado de las acciones que se ejecuten durante el proyecto.