Votante de 108 años: ‘Antes, la elección se vivía con pasión’

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Casas adornadas con múltiples banderas , caminatas de dos horas para llegar a los centros de votación, esperas de hasta dos días para conocer los resultados, fiestones cuando se ganaba, amargura cuando se perdía.

Así recuerda Adilio Carmona Sibaja, un adulto mayor de 108 años y vecino de Ciudad Quesada, el ambiente de las elecciones presidenciales de antaño.

“Se vivía con una gran pasión. Era común que la gente se peleara en la calle por los colores de su partido; todo el mundo se involucraba”, recuerda quien fuera campesino casi toda su vida.

Don Edilio votó por primera vez en los comicios de 1932 y lo hizo por Ricardo Jiménez; desde entonces, siempre ha asistido a las urnas, pues lo considera “un deber sagrado”.

Afirma haber sido víctima de persecución por parte de los calderonistas, quienes, según cuenta, le reclamaban por ser de hueso verdiblanco.

“Me tuve que ir de donde vivía; fue una época difícil. Había enfrentamientos a machete...”, resalta Edilio, quien desde ya adelanta que el 2 de febrero irá a ejercer el derecho al sufragio .

Si bien se declara “liberacionista a muerte”, reconoce que su voto aún no está decidido, pues ninguno de los 13 aspirantes a la Presidencia lo termina de convencer.

“Votar para mí es una alegría; por dicha ahora sabemos los resultados el mismo día; ya no se genera tanta incertidumbre ni se dan rumores de irregularidades”, dice.

Orgullo femenino. Bajo un palo de mango, en Santa Cruz de Guanacaste, María Barrantes Angulo, de 96 años, recuerda, con dificultad, pero con alegría, la instauración del voto femenino, y la primera elección en que participó, en 1953.

“Fue un gran logro, estábamos muy contentas. Es que antes donde un hombre ponía el zapato, la mujer ya no lo podía poner, era una gran injusticia”, comentó.

Doña María relata que incluso antes de que la Constitución de 1949 estableciera el derecho al sufragio para la mujeres , ellas ya participaban de forma activa en los procesos, en la organización y planteando propuestas.

La guanacasteca, al igual que don Edilio, es liberacionista de cepa, pero también comparte con él su indecisión a la hora de elegir al próximo mandatario, pues ningún candidato, ni siquiera el del partido de sus amores, la cautiva.

“Sinceramente, no sé si iré a votar; me siento vieja, vamos a ver qué pasa”, reflexionó.