Policía vigila las dragas a la orilla de isla Calero

Seguridad afirma que planean levantar más estructuras policiales en la zona

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Isla Calero, Pococí. La luz de la mañana apenas entra en los pantanos y humedales de la isla Calero. El agua cenagosa y las nubes de zancudos se refugian entre los altos ceibos que coronan el terreno firme, mientras mangles y palmas se hunden en el pantano.

De pronto el ruido de una marcha sigilosa y el aullido histérico de los monos araña rompen la monotonía. Cuatro oficiales de la Policía de Fronteras abordan al equipo de La Nación que recorre la isla.

Los policías vienen del puesto de Agua Dulce, un cuerpo fluvial que se desprende del río Colorado, unos 15 kilómetros antes de llegar al mar Caribe.

Los oficiales estaban al tanto de la presencia de los periodistas, pues un día antes se había dado a conocer el interés de realizar un recorrido por el territorio, ahora que no pesa prohibición ni es zona en disputa.

A menos de un mes del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en el que se ratifica la soberanía de Costa Rica sobre isla Calero, la Policía de Fronteras de la Fuerza Pública redobla los recorridos por la zona.

Los oficiales explican su trabajo y detallan que sus pasos se dirigen al otro lado de la isla, justo a la orilla del río San Juan, para vigilar que no haya irregularidades en territorio costarricense de parte de los hombres del Ejército de Nicaragua ni por los trabajadores destacados de las dragas.

El líder de la patrulla es el oficial Mena. Reúne a los policías, pregunta si todo estuvo bien en el camino y si se observó algún inconveniente o situación extraña.

Si bien la isla dejó de ser objeto de la cobertura mediática luego del fallo de la Corte del 16 de diciembre, los habituales residentes y los cazadores son objeto de observación por parte de la Policía de Fronteras.

La información de la Policía señala que las dragas del Gobierno de Nicaragua siguen operando en las veras del río San Juan y el deber de los oficiales es observar que este trabajo se realice sin que se violente la condena de la Corte y se garantice que no haya incursiones en tierra tica.

“Efectivamente, a raíz de la resolución de La Haya hemos estado con un patrullaje en la zona, como dice el señor presidente, tenemos un equipamiento vigilando allí. A raíz de esto, pensamos construir, no una delegación, es una zona muy rústica y boscosa, diría que en una base que dé posibilidad de desplazarse de Calero a las otras bases en la zona”, explicó ayer el ministro de Seguridad, Gustavo Mata.

El jueves, otra patrulla había ingresado hasta el punto conocido como finca Aragón, el lugar donde se dio una de las entradas violentas del Ejército de Nicaragua, cerca del denominado Caño Pastora, el primero de los dos rompimientos de tierra que hicieron las dragas en suelo tico.

Allí, los policías encontraron la antigua casa de la familia Aragón prácticamente en ruinas, con las paredes pintadas con consignas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Polémica y narco. Antes del conflicto, la propiedad estaba en manos de Agustín Reyes Aragón, condenado por narcotráfico el pasado 16 de setiembre, y quien fue uno de los denunciantes de la invasión de la isla en el año 2010.

Reyes Aragón había dado la alarma y señalado amenazas de parte de Edén Pastora, quien en la década de los 80 había sido su líder, cuando fueron compañeros de armas con el movimiento guerrillero de la contra.

Treinta años después, Pastora y Aragón se volvieron enemigos, y la isla Calero fue el escenario de sus enfrentamientos.

La casa de Aragón, tomada por Pastora, fue refugio de las incursiones de la Juventud Sandinista, y ahora está abandonada.

Aun así, los oficiales no dejan de revisar que no sirva de refugio para cazadores o traficantes.

Los efectivos siguen su paso en medio del pantano y los humedales. Conforme avanzan, el sonido de las dragas empieza a dejarse oír como un murmullo que rasga el ruido natural de la selva.

Una hora más tarde, reventadas contra el sol y sostenidas por el río, dos de las dragas de Pastora se dejan ver en el cauce del San Juan. Los oficiales piden discreción y prudencia. Su misión de observación está cumplida y, por ahora, las dragas operan lanzando el sedimento del lado nica. Una hora después, retornan a su base, en Agua Dulce.

La isla seguirá siendo patrullada; la frontera es grande y se presta para todo.