Pareja tica radicada en Nueva York pide mejores condiciones en el país para evitar fuga de cerebros

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Nueva York, EE. UU. La primavera todavía no termina de despedirse y afuera llueve. Son las 7:10 p. m. y en el noveno piso de uno de los edificios de la Universidad de Nueva York, el presidente Luis Guillermo Solís habla con casi 100 jóvenes costarricenses que encontraron el éxito en esta ciudad.

Jéssica Saavedra escucha al mandatario con atención. Vino con su esposo, Antonio Ramírez, otro joven emprendedor. Ambos fundaron Pixel 506, una consultora internacional en estrategia y desarrollo de marcas. En Estados Unidos llevan ya siete años.

Él es de Curridabat y ella de Tres Ríos. Se conocieron en la escuela, siendo niños, y se reencontraron siete años después de salir de esta. Ramírez estudió Informática y Diseño, y su esposa, Diseño Gráfico y Publicidad.

Cuando tenían siete meses de casados, la Universidad de Nueva York le ofreció una beca a Ramírez, una oportunidad soñada.

Vendieron la casa y con dos maletas llegaron en pleno invierno.

“Fue uno de los inviernos más crueles que recuerdo”, evoca Saavedra sobre ese primer año, cuando tuvieron que enfrentar el desapego de familia y amigos.

Poco a poco se instalaron. Él empezó a trabajar como asistente en maestrías gracias a su beca, mientras que ella fue aceptada como estudiante de inglés en segunda lengua.

En el 2008 estalló la crisis económica. Los despidos se volvieron su sombra. De la nada, el sueño se volvió en pesadilla. “Le propuse a Jéssica que podía hacer de la Universidad mi primer cliente”, dice él. Abrieron una oficina y, desde entonces, manejan cuentas globales de firmas.

Su nexo con Costa Rica sigue fuerte; incluso abrieron una sede en Escazú, con siete empleados.

Mientras el presidente escucha inquietudes de otros jóvenes, la pareja reconoce que se quedará en EE. UU., pero le piden al mandatario mejores condiciones para desarrollar negocios en el país, como una manera de evitar la fuga de cerebros. Así, otros, como ellos, no tendrán que pasar crudos inviernos lejos de su patria.